“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Decimoquinto día de la cuarentena: buen día en lo
meteorológico pero no tan bueno en lo que tiene que ver con el COVID – 19, en
fin paciencia pues seguro que saldremos de esta pero también seguro que no
vamos a salir bien.
Nuestros políticos tomaron las decisiones clave para esta
epidemia un poco tarde por intereses políticos más que sanitarios, y esto nos
esta causando más problemas de los que serian necesarios. Estos días estoy
leyendo opiniones sobre el virus que ojala no hubiera leído, pues fueron unas
exageradas, otras eran un bulo y en todo caso se trataban de noticias no
confirmadas que me han dado algún que otro dolor de cabeza y me han llenado de
preocupación.
No hay necesidad de exagerar las cosas ni menospreciarlas
pues la realidad de los datos es por sí misma bastante seria. Lo que
necesitamos es la verdad y también necesitamos que nos den un poco de
esperanza. Lo que se está haciendo en las redes sociales cuando se exageran las
cosas y se difunden mentiras es muy grave y tal vez debería ser, si no lo es,
delictivo.
Tampoco encuentro bien atribuir esta epidemia a la
voluntad castigadora de Dios por nuestros muchos pecados, aunque a los
difusores de esta teoría parece que sólo les interesan los pecados que tienen
que ver con la sexualidad o el aborto. Tengo que decir que pecados, epidemias y
catástrofes han existido desde siempre. Por cierto, hablando de males y de
malos, los malos son esa gente que en La Línea apedrearon a un autobús con
ancianos enfermos.
No es fácil mantener la esperanza en circunstancias
difíciles. Y por eso, me gustaría recordar que el Dios cristiano es el Dios de
la esperanza, que ama a todos por igual. Repito a todos por igual. A los
cristianos se nos anima a “esperar contra
toda esperanza”. Y es que la verdadera esperanza es esperar contra toda esperanza.
Buenas Noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario