sábado, 29 de febrero de 2020

Despolitizar la justicia

“La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)


Parece ser que todos los viernes está pasando lo mismo, estoy dando las “Buenas Noches” cuando la gran mayoría ya deben de estar durmiendo, en fin, parece claro que no se puede estar en dos lugares a la vez.
La mesa de negociación entre el Presidente del Gobierno de España y el Presidente de la Generalidad de Cataluña ha vuelto a poner en mis conversaciones diarias el tema de la independencia y del referéndum para conseguir la independencia. Y vuelvo otra vez a oír afirmaciones en el sentido de que la decisión del pueblo debe de estar por encima de la Ley o lo que viene a significar también que hay que desjudicializar la política.   
Me gustaría que nos paráramos un poco a analizar el significado de esas afirmaciones, que en el fondo, lo que persiguen es dar a quienes tienen el poder en cada momento, carta blanca para cometer las mayores arbitrariedades con total impunidad.
Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta que la aplicación de esos principios nos conduciría irremediablemente a una dictadura, de un signo o de otro, eso sería indiferente pues los resultados serían los mismos ya que las personas nos veríamos privados de todos nuestros derechos y nos convertiría en títeres en manos de quien gobernase.   
Según lo veo, lo que tenemos que hacer es despolitizar la justicia que no es lo mismo que desjudicializar la política y, lo tendríamos que hacer rápidamente.
Deberíamos de empezar por conseguir que los partidos políticos sacasen sus manos de la estructura del poder judicial, que por cierto unas manos que jamás deberían de haber puesto.
Por supuesto, no veo que este sea el proyecto del actual gobierno. Todo me lleva a pensar que Sánchez no tiene esa intención sobre todo viendo el desafiante nombramiento de la nueva fiscal general. Esta clase de iniciativas no son de hoy. Se encuentran en las raíces de todo sistema totalitario. Da igual que el régimen sea fascista o marxista. Con distinta máscara, ambos persiguen los mismos fines.
Si no me falla la memoria, hace unos años Pablo Iglesias ya manifestó claramente que había que colocar en las estructuras del poder judicial a jueces y fiscales que hubieran mostrado su compromiso con el Gobierno del cambio. No pudo ser más claro. Una de las mayores corrupciones que se pueden dar en una democracia es poner a la justicia de rodillas ante la política. Igual que hemos visto y estamos viendo en numerosos países.
Y ¿Sabéis lo que pienso? Qué donde haya un ser humano, siempre hay una posibilidad de corromperlo. Y los jueces y los fiscales, no están hechos de una masa diferente a la del resto de los humanos. Nuestro Gobierno parece ser que lo va ha intentar, intentará controlar la justicia y si lo consigue, ¡Ay! de aquellos que nos atrevamos a discrepar, porque donde la Ley no impera, las condenas o absoluciones siempre se aplican en función de la adscripción política de la persona a juzgar.  
Ya se que puede parecer que estoy exagerando, pero quien no ha visto las mentiras, los engaños, como se deforma la verdad de lo que sucede y como se inventan una falsa realidad, y lo hacen los que ahora tienen en su poder las instituciones del Estado. Y es que, quien adapta sus principios a su propia conveniencia, está perdido. 
Los valores no son simplemente palabras, son aquello por lo que vivimos, las causas que defendemos y por las que luchamos. Son la esencia de nuestra propia identidad y eso nunca será negociable.

Buenas Noches.

No hay comentarios: