“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Es
tarde lo se, pero es lo que tienen los viernes, que siempre se llega tarde a
casa, tal vez para mi sea el día en el que más actividad nocturna tengo por eso
las “Buenas Noches” pueden parecer más una “Buenas Madrugadas”.
Da
igual, al final es un día como otro cualquiera pero con unas cuantas horas más
de vigilia, por lo que tendremos más cosas que contar y que experimentar.
Esta
tarde durante el café volvió el viejo tema de los derechos que tenemos, pues
todos nos creemos con derechos: derecho a vivienda, a tener trabajo, derecho
sobre nuestro cuerpo, a un salario justo y derecho a una pensión justa. Esta
claro que algunos derechos si que tenemos pero lo que me gustaría resaltar es
esa mentalidad del “derecho” que nos impide muchas veces ver la realidad. Y la
realidad, si lo pensamos bien, es que todo lo que tenemos es gratis. Bien pensado, todo lo que tenemos es un don, empezando
por el don fundamental de la vida.
La vida no nos la hemos ganado, no la hemos conseguido
con nuestras fuerzas o nuestro trabajo, nos la hemos encontrado. O sea, alguien
nos la ha regalado. Para los creyentes, la vida es un regalo de Dios. Para los
no creyentes, la vida es un regalo de la naturaleza. Si acepto el regalo de la
vida, puedo afirmar que todo lo que ella comporta es también un regalo. De ahí
que la buena actitud ante esa vida que nos ha sido regalada es dar gracias por
estar vivo.
Y, dar gracias implica algunas cosas: una, reconocer que
tengo limitaciones, que tengo muchas necesidades y carencias que no puedo resolver
con mis propios medios. Esa es mi verdad. Precisamente porque no puedo resolver
con mis fuerzas muchas de mis necesidades, busco quién pueda ayudarme. Si encuentro
esa ayuda, lo lógico es reconocer que lo que tengo, lo tengo gracias a otros; y
por tanto, lo correcto es darle las gracias, tener un gesto hacia esa persona
que me ha ayudado. Dar gracias es reconocer mis limitaciones y reconocer la
bondad del que me ayuda a superarlas.
Porque digo esto, pues porque toda vida humana debería
estar marcada por la gratitud. Si vivimos agradecidos, si nuestra vida es una
acción de gracias, entonces será también una vida humilde. Humilde no es
humillado. Humilde es el que es consciente de su verdad. Y al ser consciente de
su verdad, tiene su vida bien orientada.
En fin, es tarde, y este tema da para mucho más, tal vez
en otra ocasión y a horas más asequibles volvamos a él.
Buenas Noches.
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