lunes, 30 de diciembre de 2019

Lunes 30 de diciembre de 2019.


“La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton) 


Buenos Días: Con una salida del sol que tendrá lugar a las 08:19 horas y una puesta que será a las 17:48 horas, comienza el penúltimo día de 2019, donde celebraremos La Traslación del Apóstol Santiago. Desde Jerusalén a España.
He estado echando un vistazo a las pocas propuestas, que se saben, que se encuentran en el posible pacto para formar gobierno y me encuentro con algo curioso, se quiere legislar para establecer nuevos derechos cuando no se garantizan los derechos fundamentales.
Si miramos las declaraciones o leemos en los periódicos o escuchamos las tertulias veremos que se usa el lenguaje de los derechos para dar una apariencia de amor a la justicia y a la igualdad, y en cambio no se dice nada ante leyes que van contra la igualdad y la justicia.
Lamentablemente, muchas personas no se dan cuenta y se dejan convencer por esos políticos que continuamente están abusando de la palabra “derechos” y no hacen nada ante graves injusticias con las que se convive todos los días.
Voy a poner algún ejemplo: cuando se divulga, como si fuera un derecho, la eutanasia para algunas personas en situaciones complicadas y, no se garantiza a miles de personas el acceso a servicios mínimos de salud ni a curas paliativas.
Otro ejemplo; cuando se promueven políticas autodenominadas “de igualdad” cuando no se hace casi nada ante diagnósticos prenatales con los que se eliminan a miles de hijos por ser declarados “defectuosos”.
Otro ejemplo; cuando se ensalzan los derechos sociales mientras continúan en activo leyes que vulneran el derecho básico de la vida social: el de la vida.
Me parece que cuando haya esfuerzos sinceros y eficaces para garantizar el derecho más elemental, el de la vida, especialmente de los hijos antes del parto, tendrá sentido discutir sobre la existencia de otros derechos.
Se tiene que superar el poder y la injusticia de quienes se sienten con la autoridad de decidir sobre quién debe vivir o morir y, a partir de entonces podremos comenzar con una nueva cultura de la vida.
Feliz Día.

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