"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Buenos
Días: podríamos decir que con esta semana, que comienza hoy, nos adentramos en
las fiestas de Navidad y de Fin de Año, y no está de más que recordemos el
motivo principal de estas fiestas.
Estoy
seguro que cuando era joven no era necesario, pues cualquier persona con un
poco de cultura lo sabía, si le hubiésemos preguntado su respuesta hubiese sido
que festejamos el nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo. Estoy también casi
seguro, que incluso si se lo hubiéramos preguntado a una persona que no fuese
creyente nos hubiera dicho que celebramos el nacimiento de Jesús.
Hoy
en día me parece que mucha gente me contestaría que no tienen ni idea o,
simplemente, que lo que ellos celebran es la llegada de Papá Noel, Santa Klaus
o unas fiestas familiares en las que nos repartimos regalos.
Es
algo parecido a celebrar una fiesta de cumpleaños de una persona y no acordarse
de avisarlo. Con la Navidad nos sucede algo similar, celebramos a “bombo y
platillo” el nacimiento de Jesús, pero nos proponemos olvidarnos de Aquél por
quien es la fiesta, por lo que ni se le invita y muchas veces ni se desea su
presencia y, cada vez más, ni se le menciona.
Si
miramos las felicitaciones navideñas que estamos recibiendo veremos que no
tienen nada que ver con lo religioso y se quedan con el deseo de que pasemos
unas felices Fiestas, e incluso en los adornos que alumbran nuestras ciudades
vemos que se ha eliminado cualquier símbolo religioso, tampoco aparecen las
palabras: Dios, Jesús o Navidad.
Otro
hecho que me llama la atención es que muchos de esos “olvidos” los hacen algunos
que se consideran cristianos, en el supuesto nombre de la libertad y de la tolerancia.
No se vayan a molestar los no cristianos, no les ofendamos con nuestra fe, dicen
algunos creyentes avergonzándose de Jesucristo.
No
voy a ser negativo, la Navidad es para muchas familias una fiesta con un
sentido indiscutiblemente religioso, donde se aprecia el sentimiento religioso cristiano.
Donde se monta el belén, donde todavía son los Reyes Magos o el Niño Jesús
quien trae los regalos e incluso donde se muestra en la calle esa alegría.
Procuremos
que la Navidad no sea sólo porque Cristo ha nacido, que se ha hecho hombre para
abrirnos la puerta del cielo, y fomentemos otros aspectos positivos como les
dicen los ángeles a los pastores: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra
paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2, 14). Por todo ello podemos decir: “PAZ
Y FELIZ NAVIDAD a todos”.
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