lunes, 2 de diciembre de 2019

Lunes 2 de diciembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Comenzamos la primera semana del último mes del año, y lo hacemos después de “otro” intenso fin de semana en el que hemos participado en la Maratón de Valencia, y lo hemos hecho con tres minutos menos que el año pasado, todo un éxito.
Todo lo anterior nos lleva junto con la meteorología a quedarnos en casa a recuperarnos y ha disfrutar de un apacible lunes de lluvia. Un día en el que creo que el sol no nos acompañara desde las 08:01 horas hasta las 17:39, eso si, celebraremos la fiesta de santa Aurelia.
He dormido muchas horas esta noche, tal vez por eso me he levantado con una sensación extraña, una sensación como si la jornada de ayer no hubiera sido todo lo perfecta que yo pensaba, la sensación de que algo malo sucedió. No se porque pero algo me corroe y no lo puedo identificar.
Es como si no pudiera diferenciar claramente lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, como si fueran parte “del mismo valor”, algo así como lo positivo y lo negativo. Ya se que hubieron cosas o aspectos positivos y por supuesto negativos, pero no me estoy refiriendo a eso, la sensación es que hubieron cosas buenas y cosas malas.
Ahora empiezo a verlo, no todos los aspectos negativos lo fueron, sino que alguno pudo ser una  acción mala. Todos sabemos que se puede hacer algo bueno por un buen motivo, pero en cambio no se puede hacer nada malo por un mal motivo. Cualquiera que sea el mal que se pretenda hacer, siempre y sin excepción se hará por un motivo bueno en sí. Un ejemplo; el ladrón roba para enriquecerse y para proporcionarse cosas buenas con el dinero robado, es decir, de mala manera. Por lo tanto, un hombre arruina al enemigo odiado. ¿Por qué? Para recuperar la propia estimación satisfaciendo su venganza o para disfrutar con la espantosa agonía del enemigo. Pero el vengativo quiere en definitiva proporcionarse algo «bueno» de forma depravada, infame, maligna; quiere un «bien» deformado y pervertido; pues recuperar la propia estimación o proporcionarse alegría son cosas buenas en sí. Lo que pasa en estos casos es que el camino que se sigue es malo.
Y es aquí donde esta la dificultad, el odio, el afán de venganza, cualquier tipo de acto de violencia, todos los delitos, todos, necesitan la existencia primaria (¡es decir anterior!) del Bien y todos los delitos se cometen porque el delincuente espera obtener de ellos algo bueno para sí. Por tanto, el Bien y el Mal no son iguales, no son antípodas naturales como lo positivo y lo negativo.
Cuando alguien recibe un agravio, o algo que le parece un agravio, si es persona poco capaz de controlarse, es fácil que eso le parezca cada vez más ofensivo, porque su memoria y su imaginación avivan dentro de él un gran fuego gracias a que da vueltas y más vueltas a lo que ha sucedido.
Si cada uno recordamos alguna ocasión en que, sintiendo un impulso de cólera, nos hayamos refrenado, y otro momento en que nos hayamos dejado arrastrar por ella, comparando ambos episodios podremos fácilmente sacar conclusiones interesantes. Basta pensar en cómo nos hemos sentido después de haber dominado la ira y cómo nos hemos sentido si nos ha dominado ella. Cuando sucede esto último, experimentamos enseguida pesadumbre y vergüenza, aunque nadie nos dirija ningún reproche.
Basta contemplar serenamente en otros un arrebato de ira para captar un poco de la torpeza que supone. Una persona dominada por el enfado está como obcecada y ebria por el furor. Cuando la ira se revuelve y agita a un hombre, es difícil que sus actos estén previamente orientados por la razón.
Y cuando esa persona vuelva en sí, se atormentara de nuevo recordando lo que hizo, el daño que produjo, el espectáculo que dio. Pensará en quiénes estuvieron presentes, en esas personas en cuya presencia entonces quizá no reparo o no dio importancia, pero que ahora le inquieta recordar. Y tanto si eran gente amiga o menos amiga, se sentirá ante ellos profundamente avergonzado.
En fin, en un excelente día siempre nos podemos encontrar con situaciones que nos llegan a causar malestar y vergüenza ajena.

Feliz Día.

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