jueves, 5 de diciembre de 2019

Jueves 5 de diciembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Buenos Días: Vamos a ver como transcurre este jueves en el que es fácil que algún rayo de sol podamos ver desde las 08:04 horas hasta las 17:39 horas, no estaría mal que  en la fiesta de santa Crispina la meteorología nos diera alguna alegría.
Hace meses que vemos el lío que tenemos montado con la falta de gobierno y con los esfuerzos que se están haciendo para tenerlo, vemos también que cada vez más gente se empieza a preguntar “¿qué va a pasar?”, cuando creo que ya va siendo hora de preguntarnos “¿qué vamos a hacer?”.
La consecuencia de hacernos la primera pregunta y no la segunda es la paralización de los proyectos personales que teníamos y el dejar de sentir nuestra vida como una empresa llena de ilusión. La existencia de dificultades para contestar a la segunda pregunta, que es evidente, tendría que ser un estímulo, un aliciente para buscar proyectos que nos sean atractivos.
Pero avanzar en la respuesta a la segunda pregunta, que es posible y que puede llevarnos a entusiasmarnos necesita de algunas condiciones que son difíciles de cumplir por el desaliento que estamos sufriendo, y lo estamos sufriendo por la desastrosa tendencia a prestar atención a los que solo quieren “hacer daño” y que están cautivos de sus “fijaciones”.
Es complicado ver la “luz” entre tanta “niebla”, pues se ha sustituido la “retórica” por la “propaganda” y esto es un hecho que resulta desastroso. La retórica, la buena retórica, consistía en mover a las personas mediante la palabra, y no necesitaba mentir, sino apelar con el estilo poético a los resortes profundos del ser humano. La propaganda manipula a los hombres despreciándolos mediante la mentira, la distorsión de la realidad, su ocultamiento. Y esto está tan arraigado, y el talento literario es tan escaso, que es problemático pasar del aterrador dominio de la propaganda al ámbito salvador de la buena retórica veraz e ilusiónate.  
Es necesario que la palabra justa y expresiva, capaz de hacer entender y de entusiasmar, de movilizar lo mejor de los ciudadanos este presente en nuestra sociedad.
Lo anterior, debe ser obligatorio para el político honrado. Si miramos ahora lo que esta sucediendo en España, vemos que esto se echa de menos, de una manera que a mí me parece angustiosa. Pero la solución es sencilla, no requiere más que tener presente la realidad, no falsearla, no ocultarla, no engañar -y esto necesita ante todo no engañarse-. Existe también otro requisito: saber distinguir los grados de importancia de los asuntos, los problemas, las opiniones. Todos sabemos que hay instituciones o grupos sociales que se atribuyen una importancia de que carecen. Me asombra el tiempo y la atención que se presta a minucias, que interesan sólo a unos cuantos, y con frecuencia por motivos poco estimables, mientras se pasan por alto cuestiones de verdadera importancia o se despachan con ligereza.
Se pueden hacer muchas cosas, que no tienen por qué ser fáciles, pero que son posibles, convenientes, algunas simplemente necesarias, obligadas por la realidad. Hay que pensarlas con rigor, justificarlas ante la opinión, movilizar su consentimiento y sus energías. Hay que volver a despertar el entusiasmo con que se inició la época en que estamos, no dejarlo languidecer; hay que extremar el rigor, la exigencia, no pasar por movimiento mal hecho, no obstinarse en ningún error y no renunciar al acierto, no dejarse intimidar por la jactancia o la amenaza.
El que haga esto contará con el apoyo, probablemente con el entusiasmo, de la gran mayoría de la población, que está en gran parte "cautiva" por una red bien organizada de falsificaciones y deformaciones. Se discute mucho sobre lo que necesita España; yo diría algo muy sencillo: abrir las ventanas, dejar que el aire de la verdad sustituya al viciado y confinado que se respira.
¿Qué le vamos a hacer? Tengo una manía, acaso una enfermedad a creer que, en todos los órdenes, desde los más modestos e inmediatos hasta los más elevados que la única solución es la búsqueda de la verdad.

Feliz Día.

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