viernes, 18 de enero de 2019

Viernes 18 de enero de 2019.

“Tener derecho a hacer algo no es para nada igual a tener razón al hacerlo”. (G. K. Chesterton).

Hoy vamos a encontrarnos con el sol a las 08:16 horas y nos abandonara a las 18:06, como podréis comprobar dos minutos más de luz que ayer, no es mucho, es verdad, pero algo es algo. Ahora en mi balcón 9,8 grados, así que esperemos que el día sea agradable.
Ayer por la tarde me encontré por casualidad con una palabra que no conocía, y que por cierto, no encontré en el diccionario al ser una palabra compuesta, pero lo que más me llamo la atención es su significado: miedo a enamorarse.
La palabra en cuestión es filofobia, y al hacer una búsqueda en Google me encontré con que es un fenómeno que por lo visto esta muy de actualidad, y la verdad me extraña. ¿Cómo es posible que se pueda huir del amor? Pues si, existe el miedo a enamorarse, aunque claro en el momento que “rascas” un poco te das cuenta que a lo que en realidad se tiene miedo es a sufrir. Y es que el amor incluye mucha entrega, y hay personas que ven esa entrega como una parte negativa del amor y le dan más importancia que a la parte positiva. La que nos carga de ilusión, nos llena y nos acerca a la felicidad.
Yo creo, que si se tiene un miedo al amor se debe principalmente a que no se le conoce. Hay tantas ideas formadas sobre lo que es el amor que nos liamos y al final lo relacionamos con lo que vemos en las películas o leemos en las novelas. Y, en muy pocas películas o novelas nos hablarán de que el amor es entrega, es paciencia, es fortaleza. Ya se que a muchos estas palabras que acabo de mencionar, son palabras sin sentido que no les encuentran relación con lo que se entiende por amor.
La idea de “amor” que nos venden, viene relacionada con la devolución de todo cuanto damos, con el regreso de todo cuanto se da. Si no me aseguro que lo mismo o más regresará a mi, entonces este amor no es una buena “inversión”.
Si analizamos un momento, lo que en realidad representa ese miedo es básicamente, un real miedo a vivir, un pánico a los riesgos, a las dificultades, a los sacrificios, ya que implica, solapadamente, una patética desesperación de salvar los propios egoísmos.
Hay que tener en cuenta que quién ama poniendo condiciones, en realidad no ama, sino que busca primero, ser amado. Es una cosa muy distinta. No asumir compromisos que duren en el tiempo o condicionarlos a circunstancias, además remotas e impredecibles, significa de antemano, suponer una derrota o frustración.
Y lo grave, diría yo, no es dudar sólo de los problemas externos que pueden surgir, sino fundamentalmente dudar de la otra persona e incluso dudar de nosotros mismos. Y entonces, empezamos a olvidarnos de construir una relación sólida al ver el esfuerzo que debemos hacer para consolidarla. Es dejarse arrastrar por las circunstancias.
Existe ése temor a “para toda la vida” y se busca resguardarse de los problemas que pueden surgir, y esta actitud es nefasta para afrontar cualquier cosa en la vida. Es siempre afrontar lo que se pretende a la defensiva de las dificultades e ingeniarse para desligarse de sacrificios y obligaciones. De ahí que esa actitud lo que en general quiere es que existan leyes y normas, pero asegurándose que exista también un mecanismo para neutralizarlas a su antojo. Así, por supuesto, es más fácil y menos arriesgado no encarar un matrimonio en serio, sino simplemente convivir, «juntarse», sin ataduras de común acuerdo. Y lo triste es que admitamos ser amados con condiciones. Pensad por un momento; ¿Cómo puede fiarse del otro, alguien quien siempre supone la posibilidad de ruptura?
Lo realmente penoso, no es escapar de los miedos haciendo desaparecer los problemas o escondiéndose, engañándose uno mismo, sino la incapacidad de sacrificar o renunciar a nuestros deseos o intereses y coraje, para darse a los demás, para afrontar lo que «se ponga adelante» con confianza en los demás y en si mismo. No en forma temeraria, sino valiente.
Amar con condiciones es borrar la confianza. Significa «nunca» arreglar el mundo. No hay que olvidar como dijo alguien que la cobardía es el miedo consentido, y que el valor, es el miedo dominado.
No hay que estar preocupados ni asustados por tener miedo de enamorarse, todos lo tenemos. Pero hay que dominarlo.

Feliz y Dulce Día.

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