“Tener derecho a hacer algo no es para nada igual a
tener razón al hacerlo”. (G. K. Chesterton).
Está ya claro, me he resfriado y ya no hay vuelta
atrás, no tengo más remedio que pasar por todo el proceso, así que, ayer por la
tarde después del café me retire para empezar a recuperarme, y no puede
participar de la tertulia de los lunes por la tarde, la semana que viene será. Y,
lo lamente, pues tenía un tema que hubiera sido interesante: ¿mis derechos, los
tengo porque son míos y de mi dignidad humana inalienable, o son una concesión
graciosa del Estado?, en fin, el lunes que viene será.
Hoy el sol nos saldrá a las 08:14 horas y estará
con nosotros hasta las 18:10 horas, y la temperatura en mi balcón es de 7,5
grados, lo que no me ayuda mucho a recuperarme.
No hay más remedio, la vida sigue y aunque
resfriado tendré que intentar realizar con normalidad todo lo que tenía
previsto, que en honor a la verdad son cosas sencillas, sin relevancia aparente
y que forman parte de lo cotidiano. Todo el día de hoy va a estar lleno de
muchos momentos que no marcarán este martes como un día especial.
Un martes que por ser ordinario parece intrascendente, no brillará como un día de vacaciones o como uno de esos días
que esperamos con ilusión porque hay que hacer algo que ha sido largamente
esperado.
Sin embargo, si lo pensamos, la mayor parte de
nuestra vida transcurre en estos días ordinarios, en los que muchas veces
ponemos poco entusiasmo porque los percibimos como días sin importancia. Uno
de los secretos para aprovechar a fondo nuestra vida como un don maravilloso
consiste en descubrir y aprovechar intensamente todo lo que pertenece a lo
ordinario.
Más de uno ha dicho que la felicidad consiste en
vivir extraordinariamente lo que nos es familiar. Lo cual significa realizar con
entusiasmo y esperanza cada instante de nuestras labores cotidianas. Entonces
lo ordinario lo rodeamos de una belleza entusiasmante. Disfrutamos al planchar
una camisa, al esperar a que el agua hierva para poner el arroz, y al quitar el
polvo que se ha acumulado en la estantería de los libros...
Voy a ver si consigo que me entusiasme este martes.
Feliz y Dulce Día.
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