domingo, 20 de enero de 2019

Domingo 20 de enero de 2019.

“Tener derecho a hacer algo no es para nada igual a tener razón al hacerlo”. (G. K. Chesterton). 

Aunque ahora esta nublado el sol hará su aparición a las 08:15 horas y con un poco de suerte lo veremos un poco antes de que a las 18:08 horas nos deje, aunque en Santa Pola, que es hacia donde me dirijo dentro de un momento, hace mejor tiempo. Ahora en mi balcón hay una temperatura de 10,3 grados.
Tengo varias amigas y amigos que se dedican a la enseñanza, y ayer por la tarde tomando un café surgió en la conversación la cuestión de que si es posible una educación sin valores. Estuvimos demasiado tiempo para definir lo que entendemos por educación, por lo que el café termino y no respondimos a la pregunta.
Pero, ahora que tengo un poco de tiempo, no mucho, puedo dar mi modesta opinión. Pienso que la función de la educación no es sólo instruir o transmitir unos conocimientos, sino también formar el carácter y prepararlo para el esfuerzo y el sacrificio, así como enseñar valores y comportamientos, inculcando el sentido del deber, del honor, del respeto. Y hay que hacerlo convenciendo y persuadiendo, gracias a un diálogo abierto y permanente, mejor que imponiendo.
Educar es fundamentalmente enseñar a tener una idea precisa del modelo de persona que se persigue, es decir enseñar el significado de la vida, el porqué y para qué vivir, no sólo formar individuos útiles a la sociedad, sino que puedan transformarla para bien.
Pero educar, ¿en qué? En valores. Los valores nos indican lo que debemos ser y nos dan una cantidad de convicciones que necesitamos para poder vivir con dignidad, libertad y responsabilidad. Pero claro, ¿qué es la dignidad humana? ¿Cómo hay que entenderla? La respuesta es fácil, consiste en considerar que no podemos usar al ser humano como usamos las cosas, sino que siempre debemos respetarle. No existen ni una enseñanza ni una educación neutra, pues todas hacen referencia a una serie de valores, que eso sí, pueden ser positivos o negativos. No hay que olvidar que educar es servir, pero dirigiendo y que los padres han de ponerse al servicio de ese hijo, para que pueda llegar a desarrollarse como persona libre.
No es un buen camino que en la educación sea todo fácil, ni que haya que desterrar el esfuerzo, ni que el aprendizaje tenga que ser un juego, no se puede sustituir el saber por el sentir y el experimentar. Tampoco creo que igualar a todos por abajo sea un buen sistema.
Tal vez en el próximo café tengamos tiempo para que me aclaren estas ideas y otras ideas que me rondan por la cabeza.

Feliz y Dulce Día.

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