“Tener derecho a hacer algo no es para nada igual a
tener razón al hacerlo”. (G. K. Chesterton).
Aunque ahora esta nublado el sol hará su aparición
a las 08:15 horas y con un poco de suerte lo veremos un poco antes de que a las
18:08 horas nos deje, aunque en Santa Pola, que es hacia donde me dirijo dentro
de un momento, hace mejor tiempo. Ahora en mi balcón hay una temperatura de
10,3 grados.
Tengo varias amigas y amigos que se dedican a la
enseñanza, y ayer por la tarde tomando un café surgió en la conversación la
cuestión de que si es posible una educación sin valores. Estuvimos demasiado
tiempo para definir lo que entendemos por educación, por lo que el café termino
y no respondimos a la pregunta.
Pero, ahora que tengo un poco de tiempo, no mucho,
puedo dar mi modesta opinión. Pienso que la función de la educación no es sólo
instruir o transmitir unos conocimientos, sino también formar el carácter y prepararlo
para el esfuerzo y el sacrificio, así como enseñar valores y comportamientos,
inculcando el sentido del deber, del honor, del respeto. Y hay que hacerlo
convenciendo y persuadiendo, gracias a un diálogo abierto y permanente, mejor
que imponiendo.
Educar es fundamentalmente enseñar a tener una idea
precisa del modelo de persona que se persigue, es decir enseñar el significado
de la vida, el porqué y para qué vivir, no sólo formar individuos útiles a la
sociedad, sino que puedan transformarla para bien.
Pero educar, ¿en qué? En valores. Los valores nos indican
lo que debemos ser y nos dan una cantidad de convicciones que necesitamos para
poder vivir con dignidad, libertad y responsabilidad. Pero claro, ¿qué es la
dignidad humana? ¿Cómo hay que entenderla? La respuesta es fácil, consiste en
considerar que no podemos usar al ser humano como usamos las cosas, sino que
siempre debemos respetarle. No existen ni una enseñanza ni una educación
neutra, pues todas hacen referencia a una serie de valores, que eso sí, pueden
ser positivos o negativos. No hay que olvidar que educar es servir, pero dirigiendo
y que los padres han de ponerse al servicio de ese hijo, para que pueda llegar
a desarrollarse como persona libre.
No es un buen camino que en la educación sea todo
fácil, ni que haya que desterrar el esfuerzo, ni que el aprendizaje tenga que
ser un juego, no se puede sustituir el saber por el sentir y el experimentar. Tampoco
creo que igualar a todos por abajo sea un buen sistema.
Tal vez en el próximo café tengamos tiempo para que
me aclaren estas ideas y otras ideas que me rondan por la cabeza.
Feliz y Dulce Día.
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