“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la
muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien).
Vamos a ver como se nos
presenta este viernes, de momento tengo una buena temperatura en mí balcón, 14,9
grados que junto a lo despejado que adivino el día supondrá que a las 07:37
horas pueda disfrutar de un bonito amanecer, aunque el viento que estoy oyendo
nos puede dificultar la puesta de sol a las 17:52 horas, esperemos que el
viento no venga acompañado de nubes y de lluvia y terminemos por disfrutar de
un buen día.
Después de haber estado
repasando las noticias de los últimos días me estoy encontrando con que no
existe entre nuestros partidos políticos ningún tipo de consenso en los
aspectos fundamentales que deben de regir un país. Yo, al menos no los
encuentro. Un país no puede vivir sin unos consensos
fundamentales, pocos, pero necesarios para el buen funcionamiento de las
instituciones.
Y, a la conclusión que yo llego es que como mínimo
en nuestros políticos no existe una idea clara de lo que esta bien y lo que
esta mal, pues no se ponen de acuerdo, y esta discrepancia se traslada a las
instituciones y poco a poco las va destruyendo.
Si miramos las distintas posturas de los partidos
políticos en cualquier tema nos daremos cuenta que esta es la situación y
dinámica que vive España. Aunque yo pienso que los principales responsables son
los agentes políticos, no son ni mucho menos los únicos.
Existe corrupción, clientelismo y partitocracia que
se ve favorecida por un sistema electoral que, con sus listas cerradas y bloqueadas,
nos impide poder elegir a personas y no solo a siglas políticas.
La monarquía en la fase final del rey Juan Carlos, también
fallo y tuvo innumerables problemas, aunque quizás sea la institución que se mantiene
mejor parada.
Tenemos algún problema con la Constitución, que
continúa siendo excepcionalmente buena, pero requiere una revisión después de
estos años. Pero en esto, como la pescadilla, nos mordemos la cola, porque
¿cómo puede abordarse su reforma precisamente cuando el problema es la ausencia
de capacidad para consensuar nada?
Innegablemente, por extensión del problema del descrédito
de los partidos, el gobierno y las Cortes en su conjunto están
institucionalmente mal parados, y la debilidad parlamentaria de Sánchez y su
forzoso pacto con un partido como Podemos, capaz de convocar manifestaciones
contra el poder judicial, contribuye a que vea como la posibilidad de cualquier
consenso desaparece y así como mí confianza con el gobierno socialista.
Tengo que añadir aquí también al poder judicial, un
poder judicial excesivamente manipulado desde los partidos políticos, que ha
entrado también en una fase de descrédito. Sin duda la de efectos populares más
extendidos es la reciente sentencia del Tribunal Supremo y contra sentencia en
relación a quienes deben pagar el impuesto de actos jurídicos documentados en
el caso de las hipotecas, si el banco o el cliente, un absurdo de ineficacia
desde su origen hasta el final: desde la admisión de los recursos y su tramitación
hasta las sentencias contradictorias.
A estas fallas geológicas de las instituciones, se
les añade el hecho de la grave crisis de Cataluña, que se puede observar desde
distintas perspectivas, pero que en cualquier caso señala otra fractura
institucional que solo puede abordarse respondiendo con una cierta concreción a
la pregunta de cómo se resuelve el duro hecho de que dos millones de personas
quieran irse.
Un panorama que se nos presenta muy interesante, al
qué debemos prestar atención para ver hacia donde nos llevará y estar
preparados.
Feliz y Dulce Día.
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