jueves, 15 de noviembre de 2018

Jueves 15 de noviembre de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien).

Con el día de hoy ya van a ser tres días que no veré el sol, y no porque esté postrado en cama o no pueda salir de mí casa, sino porque las nubes me lo impiden, hoy que debería ver el sol desde las 07:44 horas hasta las 17:47 horas no va a poder ser, menos mal que la temperatura en el balcón no es muy baja; 16,8 grados aunque llueve y eso es otro problema que tengo que añadir a este jueves que va a ser gris.  
Será un día triste no por los acontecimientos que pueden estar sucediendo a mí alrededor, que también podría ser, sino por una meteorología que a los mediterráneos nos quita un poco la alegría de vivir.  No quiero decir que esta sensación sea mala en sí misma, pues hay que distinguir entre “estar triste” y mantenerse en un estado de tristeza durante un tiempo y al final estar dominado por ella.
Espero que estos días grises no se alarguen en el tiempo y me puedan provocar depresión, pues si se tuvieran que mantener muchos días como sucede en una gran  parte de Europa, no tendría más remedio que cambiar mí forma de ser para poder aceptar un clima tan triste.
Y es que así es la vida, si cambio yo, si cambio mí actitud cambia todo, también ante un día como este. Entonces, para ver el sol y olvidarme de la lluvia no voy a tener más remedio que hacer caso omiso a las dificultades que este día me ofrece y buscar otros criterios para afrontar el día.
Es cierto, estoy diseñado para el sol y para una sensación agradable al salir a la calle, y no se si voy a poder encontrar algo positivo en lo que veo a través de la ventana, por lo que no voy a tener más remedio que buscar en mi interior una actitud positiva que me dé la fuerza necesaria para hacer los cambios necesarios.  
Entonces, es muy importante que tenga claro que mí alegría para afrontar un nuevo día no dependa de lo que la meteorología me quiera ofrecer y que debe depender de mí actitud y mí disposición interior. Así que el que tenga la estabilidad emocional para soportar este día obedecerá en gran parte a la actitud ante vida que tenga. Complicada tarea la que se me presenta, ya  que la alegría y la felicidad se eligen porque a pesar de las circunstancias nosotros elegimos ver la mejor versión de lo que nos rodea y les encontramos un para qué.
Vamos a ver, voy a hacer un esfuerzo y voy a elegir querer ser alegre y dejar esta tristeza atrás, parece absurdo esto, pero no debe serlo, pues como en todo, el paso más importante es “querer” desear hacerlo, voy a elegir solo los pensamientos positivos y decirme: “¡Sí puedo!”
Decía Aristóteles que la felicidad sí es fruto de nuestro esfuerzo, es decir, no es que tengamos derecho a ser felices, sino que tenemos la obligación de serlo. Voy a soltar cualquier pensamiento negativo y quedarme únicamente con lo positivo, pero va a ser complicado salir a entrenar.

Feliz y Dulce Día.

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