lunes, 26 de noviembre de 2018

Lunes 26 de noviembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 

Vamos a empezar otra semana, y lo voy a hacer una vez más con un tema que desgraciadamente no deja de estar de actualidad, el asesinato de otra mujer por su pareja.
De momento, para animarnos un poco, hay que decir que el sol nos saldrá a las 07:56 horas y nos acompañará hasta las 17:41, en un día que empieza con una temperatura de 15,3 grados.
La pregunta que nos debemos hacer es; ¿Hasta cuándo? Cuando terminara este impresionante desfile de muertes, de vidas cortadas, truncadas por la estupidez del odio o del deseo de posesión. ¿Qué nos esta pasando? ¿Es qué cuándo acaba el amor, comienza el odio? ¿O comenzó mucho antes en los innumerables detalles que van apareciendo a lo largo de la que prometía ser una vida feliz y es una vida de sufrimiento, de padecimiento y de violación de los derechos humanos más fundamentales?
Hay que seguir insistiendo en que el derecho a vivir es un derecho que no puede ser cortado por los puños o cuchilladas que se inflijan a la pareja a la que se le juro entrega, fidelidad y cariño. ¡No más muertes! Son demasiados ya los minutos de silencio ante los ayuntamientos de toda España.
¿Qué está fallando en nuestro sistema social? ¿Qué está fallando en la familia? ¿Qué está fallando en la educación? ¿Qué está fallando en nuestra concepción de la vida y los valores? No lo se con claridad. Tenemos muchos medios, pero parece ser que no los sabemos emplear porqué tenemos muchas deficiencias éticas, no existe un acuerdo real en los valores que tenemos que utilizar para vivir, que son al final los que constituyen nuestras señas de identidad.
Mucha gente piensa que el problema de la violencia machista es un problema exclusivamente español o que lo es de la sociedad occidental, pero según las estadísticas, al parecer el país donde más mujeres mueren víctimas de la violencia machista es la India. No son las sociedades occidentales las más machistas, como algunos, cegados por las ideologías, pretenden explicar. Que se lo digan a las mujeres que viven en sociedades islámicas, por ejemplo.
Para mí, el problema de la violencia machista es un problema moral. Y como vamos a poder solucionarlo cuando la gran mayoría de la sociedad moderna está tratando de convencernos con toda su maquinaria propagandística de que la vida no tiene sentido, de que el hombre esta por encima del bien y del mal; o sea, haciendo en cada momento lo que nos dé la gana, sin cortapisa moral alguna. Nos dicen que la felicidad es el puro placer hedonista: el sexo al margen de cualquier norma moral. Todo vale con tal de pasarlo bien.
Nos estamos animalizando; nos hacen creer que la pornografía está bien, que la prostitución está bien. Nos están diciendo que el amor para siempre es un “ideal imposible”, que el hombre es infiel por naturaleza; que la fornicación y el adulterio es lo normal y lo razonable. Y que los que no piensan de ese modo somos una especie de carcas que queremos amargarles la fiesta con mandamientos y prohibiciones.
Esta sociedad cifra la felicidad en el placer a cualquier precio. Disfrutar, pasarlo bien… Y nunca ha habido tantos suicidios… Suicidios cuyas estadísticas se ocultan bajo el pretexto de no alarmar o no provocar un efecto contagio. Y sabemos que es el suicidio la primera causa de muertes no naturales, por encima de los accidentes de tráfico. Y sobre los accidentes se hacen campañas sin parar. Pero sobre el suicidio, ni media palabra… Porque deja al descubierto una sociedad enferma moralmente. Deja al descubierto el vacío y la gran mentira de la modernidad.
Y luego nos extrañamos de qué pase lo que pasa.

Feliz y Dulce Día.

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