jueves, 9 de agosto de 2018

Jueves 9 de agosto de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien) 


Ahora que estoy con el tema de la “tolerancia” me gustaría hacer una distinción entre tolerancia y una virtud aún más modesta, una que no tiene nombre; es parte civilidad, parte ecuanimidad, parte humildad.  Algunas veces se la llama "pluralismo", pero no está del todo bien llamarla así.
Por cierto, otra noche de insomnio, de bochorno y de no poder descansar como es debido, en fin, esperemos que la meteorología cambie para bien.
Reconozco que casi ninguna persona puede entender por completo la condición humana o el bien común en su totalidad. Somos falibles, primero que todo; pero también estamos dotados de una diversidad de intereses y aptitudes. Entonces, agradecemos una suerte de libertad de acción, dentro de los límites de una cortesía común y la ley moral. 
Un hombre corre durante su tiempo libre, otro planta rosas, otro lee libros de filosofía.  Es para nuestro beneficio general que esto sea así.  Sin embargo, en estos casos no existe nada que realmente debamos tolerar.  La tolerancia correctamente entendida siempre supone soportar algún problema o incluso un mal moral.
Ya dije ayer que, “lo que a menudo no se reconoce es que la tolerancia implica reciprocidad de parte de la persona cuyo comportamiento se tolera”, ya que la tolerancia de un acto ilícito se otorga libremente, es un acto de gentileza y no el pago de una deuda.  En consecuencia, queda en el infractor, como mínimo, abstenerse de agravar la carga de la tolerancia.
Mañana me complicare la vida con algunos ejemplos, espero tolerancia.

Feliz y Dulce Día.

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