“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la
muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)
Hace un momento ve visto un
video que me han enviado sobre el tema de la inmigración, tengo que decir que
de la inmigración ilegal, y aunque ya habré dado mi opinión en alguna otra
ocasión voy a volver a hacerlo, pues el tema esta de actualidad.
Si leemos o escuchamos lo que
nos dicen los medios de comunicación nos encontramos que frente a la
inmigración suele haber dos posturas ampliamente extendidas. Una podría definirla
como racista y otra corriente integradora que podría calificar de buenista.
Si rascamos un poco encima de
la primera veremos que se ve el fenómeno como algo que produce inseguridad y
contrario a los intereses nacionales. Esta olvida que es un fenómeno que ha
existido en toda la historia de la humanidad, si bien es cierto que lo novedoso
es la extensión en la que ocurre actualmente, es una postura con poca apertura
de miras y que podría denominar como egoísta al no tener en cuenta la dignidad
de la persona humana que se encuentra en una situación de especial indefensión.
La segunda, que yo encuentro muy
extendida entre personas a las que no les afecta el problema de cerca, o bien
por personas de buena voluntad que pecan de ingenuidad, está denominada por un
relativismo cultural. En ella se censuran ciertos desafíos que la inmigración,
sobre todo cuando se produce de modo irregular y desordenado, efectivamente
produce. Lo cierto es que este fenómeno de mestizaje cultural es imparable.
Por otro lado, si repasamos la
historia veremos que los flujos migratorios favorecen el intercambio cultural
que siempre es una fuente de riqueza y de encuentro como ha sucedido siempre.
Para mí el problema esta en
que para que la inmigración sea buena para todas las partes y no se desarrolle
de un modo contraproducente y acabe convirtiéndose en un choque de
civilizaciones es necesario ser consciente de la propia identidad. La palabra
identidad no entendida como exclusivista. Europa hace tiempo que ha renegado de
su tradición eso complica que se pueda mostrar una hipótesis cultural al que
viene de otro sitio. Al final se impone la mentalidad de que todas las culturas
son iguales. Por lo que no puedo aprender que de bueno y bello tiene que ofrecerme
el extranjero y que de bueno y bello tengo que ofrecerle yo.
Si solucionamos el problema
moral nos daremos cuenta que el problema económico es insignificante.
Muchos de los brotes racistas,
a mi juicio, tienen su origen paradójicamente en una falta de identidad. El
relativismo cultural lleva a una indiferencia que es fuente de violencia.
Una inmigración ordenada y en
un número razonable presenta aspectos positivos. Pero lo que estamos viviendo estos
días supone un problema grave. En primer lugar, para las propias personas que
migran que ponen en riesgo sus vidas y son victimas de diferentes mafias.
También es un problema el dilema que se presenta al tener que resguardar nuestras
fronteras y al mismo tiempo proteger la vida humana.
Una solución a corto plazo es
probable que no exista para este fenómeno de la inmigración ilegal en un número
desmesurado pero a largo plazo pasa por el desarrollo de los países de origen
favorecido por la cooperación internacional. Pero esto también presenta un
dilema y es que la ayuda a estos países puede ser dinero tirado a la basura en
algunos casos debido a la inestabilidad política, guerras e incluso altos
grados de corrupción en sus gobiernos.
Tenemos un
problema, pero la solución tal vez este en las respuestas a siguientes
preguntas: ¿Tenemos una casa que ofrecer al que viene de fuera sin riesgo de
perder la propia identidad? ¿Podemos
ofrecer un lugar humano donde se mira a la persona por su dignidad sin miedo a
confrontarse culturalmente con el otro?
Feliz y Dulce Día.
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