sábado, 4 de agosto de 2018

Sábado 4 de agosto de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien) 


Después de la larga historia de ayer sobre la inmigración, los migrantes y los inmigrantes vuelvo hoy casi al mismo tema; ¿deberíamos sacrificarnos por los inmigrantes? ¿Que visión de la sociedad es la que mejor explica por qué lo deberíamos hacer o no?
Hay que tener en cuenta que no siempre podremos hacer lo que queramos en la vida.  Siempre, nos tropezaremos con otras personas que limitarán nuestra libertad. Entonces, vuelvo a hacer la pregunta de otra forma: ¿Entre una perspectiva relativista de nuestra sociedad y una perspectiva, podríamos llamarla cristiana, cuál de esas cosmovisiones ofrece un buen motivo para hacer sacrificios por los inmigrantes?
Si nos detenemos un poco en la cosmovisión relativista, hacer sacrificios no se basa en lo que es bueno para la sociedad, lo que es bueno para los demás o lo que es bueno para la persona involucrada.  Deben hacer sacrificios simplemente porque alguien más impuso su voluntad por sobre ellos -ya sea un miembro de la familia con mayor fuerza, una corporación más grande, un grupo de gobernantes políticos o incluso la mayor parte de la sociedad que votó en contra de sus valores e intereses.  El freno a su bienestar no se vincula con el crecimiento de ellos como personas o con lo que es mejor para su comunidad, sino que se basa en los intereses egoístas de otra persona.  ¡Ese no es un motivo suficiente para que tengan que hacer cualquier tipo de sacrificio!
La otra perspectiva, sin embargo, coloca al llamamiento para sacrificarnos en un contexto más amplio de florecimiento humano.  Están hechos para vivir por los demás y cuando ofrecen sus vidas como un regalo a los demás, descubren el significado más profundo de sus vidas.
No hay dudas de que esta visión de la vida y de la sociedad requiere determinadas limitaciones en nuestra libertad y hacer una serie de sacrificios. Pues de alguna manera hay que negarse a uno mismo para hacer el bien a otra persona.  Pero esta limitación no se considera como algo negativo.  Cuando, por ejemplo, se ayuda a un inmigrante, se percibe una realización más profunda en la vida dado que crece en generosidad. El sacrificio no sólo es bueno para los inmigrantes a los cuales asiste, sino que también es bueno para él.
Esta es la cuestión, los sacrificios que debe hacer nuestra sociedad para ayudar a los inmigrantes no son meramente limitantes sino que la enriquecen y nos permiten construir una sociedad mejor.

Feliz y Dulce Día.

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