“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la
muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)
Después de la larga historia
de ayer sobre la inmigración, los migrantes y los inmigrantes vuelvo hoy casi
al mismo tema; ¿deberíamos sacrificarnos por los inmigrantes? ¿Que visión de la
sociedad es la que mejor explica por qué lo deberíamos hacer o no?
Hay que tener en cuenta que no
siempre podremos hacer lo que queramos en la vida. Siempre, nos tropezaremos con otras personas
que limitarán nuestra libertad. Entonces, vuelvo a hacer la pregunta de otra
forma: ¿Entre una perspectiva relativista de nuestra sociedad y una
perspectiva, podríamos llamarla cristiana, cuál de esas cosmovisiones ofrece un
buen motivo para hacer sacrificios por los inmigrantes?
Si nos detenemos un poco en la
cosmovisión relativista, hacer sacrificios no se basa en lo que es bueno para
la sociedad, lo que es bueno para los demás o lo que es bueno para la persona
involucrada. Deben hacer sacrificios simplemente
porque alguien más impuso su voluntad por sobre ellos -ya sea un miembro de la
familia con mayor fuerza, una corporación más grande, un grupo de gobernantes
políticos o incluso la mayor parte de la sociedad que votó en contra de sus valores
e intereses. El freno a su bienestar no
se vincula con el crecimiento de ellos como personas o con lo que es mejor para
su comunidad, sino que se basa en los intereses egoístas de otra persona. ¡Ese no es un motivo suficiente para que tengan
que hacer cualquier tipo de sacrificio!
La otra perspectiva, sin
embargo, coloca al llamamiento para sacrificarnos en un contexto más amplio de
florecimiento humano. Están hechos para
vivir por los demás y cuando ofrecen sus vidas como un regalo a los demás, descubren
el significado más profundo de sus vidas.
No hay dudas de que esta visión
de la vida y de la sociedad requiere determinadas limitaciones en nuestra
libertad y hacer una serie de sacrificios. Pues de alguna manera hay que
negarse a uno mismo para hacer el bien a otra persona. Pero esta limitación no se considera como
algo negativo. Cuando, por ejemplo, se
ayuda a un inmigrante, se percibe una realización más profunda en la vida dado
que crece en generosidad. El sacrificio no sólo es bueno para los inmigrantes a
los cuales asiste, sino que también es bueno para él.
Esta es la cuestión, los
sacrificios que debe hacer nuestra sociedad para ayudar a los inmigrantes no
son meramente limitantes sino que la enriquecen y nos permiten construir una
sociedad mejor.
Feliz y Dulce Día.
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