sábado, 18 de octubre de 2025

Dia 96, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Inteligencia artificial?

 Dia 96, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Si hay un tema que aparece en muchas de nuestras conversaciones y que nos encontramos por todas partes es: la inteligencia artificial. No me refiero a un buscador en internet normal sino a ese que nos da ya la solución a la pregunta que le hacemos sin tener que elegir en que pagina queremos buscarla.

Al referirnos a ella hablamos también de la manipulación en las respuestas, en las noticias y en las imágenes que nos podemos encontrar. Todos hablan de ella, aunque no sé cuánto es lo que en realidad sabemos y qué tendríamos que analizar para saber un poco del tema.

Creo que tenemos que profundizar en este tema, ver sus luces y sombras, ya que ni es algo de lo que hay que huir ni tampoco es algo que nos va a solucionar casi todos nuestros problemas.

Tenemos, antes de empezar, que recordar que todo avance tecnológico tiene que poner en el centro a la persona, o sea, a cada uno de nosotros. La inteligencia artificial a pesar de que puede generar respuestas no hay que olvidar que es una consecuencia de la inteligencia humana. Y no es lo mismo, utilizamos la misma palabra, pero no significa lo mismo en un caso y en otro.

Cuando nos referimos a la inteligencia artificial estamos hablando de una forma de procesar una gran cantidad de datos, buscar patrones y algoritmos a una gran velocidad. En algo cuantitativo, contable, que se rige por las reglas materiales de la física y de las matemáticas. Sin embargo, la inteligencia humana está en contacto con la realidad, tiene una empatía con lo que le rodea y una experiencia como persona. Mucho más allá que los simples datos, aunque estos sean muchos, se calculen y se procesen a una gran velocidad.

Lo que caracteriza a la inteligencia artificial es su funcionabilidad: que lo que le propongamos se cumpla, que su respuesta este de acuerdo con una serie de normas, limitadas y sujeta a lo material. O sea, hacer que nuestra sociedad funcione mejor. Lo que hace es analizar una gran cantidad de información cuantitativa, cumple funciones según unos datos que le damos, pero no vive, no es, en el sentido real del verbo ser.

Las personas, además de hacer cosas, experimentamos la realidad de la que formamos parte. Nos implicamos en lo que hacemos, vivimos una continua experiencia. Y esto va más allá de la mera comprensión matemática. O sea, captamos la verdad, nos preguntamos ante ella, y nos relacionamos personalmente con el resto de las personas.  

Ante esto y lo que sin duda vendrá, ya que la inteligencia artificial va a evolucionar mucho más, no nos queda más remedio que hacernos varias preguntas, en las que vale la pena pararse a reflexionar.

Una pregunta interesante puede ser: ¿vamos a perder nuestra capacidad crítica? Parece claro que conseguir respuestas tan rápidas, simulando a una persona, puede complicar seriamente nuestra capacidad de analizar y sacar conclusiones sobre la cuestión que estamos proponiendo. Para mí la parte más débil de la inteligencia artificial es ¿Quién le proporciona los datos? ¿Y en que orden de preferencia? Si los conocimientos que se le presentan a la inteligencia artificial tienen un orden y una preferencia predeterminada, nuestra capacidad de decidir esta seriamente comprometida. Si ahora busco algo en Google tengo una pequeña capacidad de elección ya que puedo mirar en la primera respuesta que me presente o ir 10 respuestas más abajo. Pero si solo se nos ofrece una respuesta, ¿dónde queda la elección, nuestra creatividad e investigación.

¿Cuándo la inteligencia artificial nos da una respuesta la podemos considerar como justa? De entrada, yo diría que no. La aplicación de la justicia supone a una persona que analiza, juzga y decide libremente. Si presuponemos a los programadores de la inteligencia artificial como justos, podríamos decir que, sí que parece justa, pero la realidad está en sí lo son o no lo son.

Otra pregunta sería, ¿dónde situamos las relaciones personales que influyen en nuestras decisiones? Las decisiones no son simplemente la respuesta a un cálculo de beneficios, ni siquiera de bienes objetivos; siempre está presente la subjetividad, incluso cuando esta nos pueda llevar a equivocarnos y tomar malas decisiones.

En fin, como en cualquier avance tecnológico, nos encontramos ante un utensilio. Es verdad de que se trata de una herramienta muy potente y que nos puede ayudar mucho en muchos trabajos, pero todos sabemos que la felicidad no está en tener, en hacer, sino en ser. Y esa felicidad del ser no puede ser sustituida por una gran potencia y complejidad en el hacer.

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