Dia 96, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
Si hay un tema que aparece en muchas de nuestras conversaciones y que
nos encontramos por todas partes es: la inteligencia artificial. No me refiero
a un buscador en internet normal sino a ese que nos da ya la solución a la pregunta
que le hacemos sin tener que elegir en que pagina queremos buscarla.
Al referirnos a ella hablamos también de la manipulación en las
respuestas, en las noticias y en las imágenes que nos podemos encontrar. Todos
hablan de ella, aunque no sé cuánto es lo que en realidad sabemos y qué
tendríamos que analizar para saber un poco del tema.
Creo que tenemos que profundizar en este tema, ver sus luces y sombras,
ya que ni es algo de lo que hay que huir ni tampoco es algo que nos va a
solucionar casi todos nuestros problemas.
Tenemos, antes de empezar, que recordar que todo avance tecnológico
tiene que poner en el centro a la persona, o sea, a cada uno de nosotros. La
inteligencia artificial a pesar de que puede generar respuestas no hay que
olvidar que es una consecuencia de la inteligencia humana. Y no es lo mismo,
utilizamos la misma palabra, pero no significa lo mismo en un caso y en otro.
Cuando nos referimos a la inteligencia artificial estamos hablando de
una forma de procesar una gran cantidad de datos, buscar patrones y algoritmos
a una gran velocidad. En algo cuantitativo, contable, que se rige por las
reglas materiales de la física y de las matemáticas. Sin embargo, la
inteligencia humana está en contacto con la realidad, tiene una empatía con lo
que le rodea y una experiencia como persona. Mucho más allá que los simples
datos, aunque estos sean muchos, se calculen y se procesen a una gran
velocidad.
Lo que caracteriza a la inteligencia artificial es su funcionabilidad:
que lo que le propongamos se cumpla, que su respuesta este de acuerdo con una
serie de normas, limitadas y sujeta a lo material. O sea, hacer que nuestra
sociedad funcione mejor. Lo que hace es analizar una gran cantidad de información
cuantitativa, cumple funciones según unos datos que le damos, pero no vive, no
es, en el sentido real del verbo ser.
Las personas, además de hacer cosas, experimentamos la realidad de la
que formamos parte. Nos implicamos en lo que hacemos, vivimos una continua
experiencia. Y esto va más allá de la mera comprensión matemática. O sea,
captamos la verdad, nos preguntamos ante ella, y nos relacionamos personalmente
con el resto de las personas.
Ante esto y lo que sin duda vendrá, ya que la inteligencia artificial
va a evolucionar mucho más, no nos queda más remedio que hacernos varias
preguntas, en las que vale la pena pararse a reflexionar.
Una pregunta interesante puede ser: ¿vamos a perder nuestra capacidad
crítica? Parece claro que conseguir respuestas tan rápidas, simulando a una
persona, puede complicar seriamente nuestra capacidad de analizar y sacar
conclusiones sobre la cuestión que estamos proponiendo. Para mí la parte más débil
de la inteligencia artificial es ¿Quién le proporciona los datos? ¿Y en que
orden de preferencia? Si los conocimientos que se le presentan a la
inteligencia artificial tienen un orden y una preferencia predeterminada,
nuestra capacidad de decidir esta seriamente comprometida. Si ahora busco algo
en Google tengo una pequeña capacidad de elección ya que puedo mirar en la
primera respuesta que me presente o ir 10 respuestas más abajo. Pero si solo se
nos ofrece una respuesta, ¿dónde queda la elección, nuestra creatividad e
investigación.
¿Cuándo la inteligencia artificial nos da una respuesta la podemos
considerar como justa? De entrada, yo diría que no. La aplicación de la justicia
supone a una persona que analiza, juzga y decide libremente. Si presuponemos a
los programadores de la inteligencia artificial como justos, podríamos decir que,
sí que parece justa, pero la realidad está en sí lo son o no lo son.
Otra pregunta sería, ¿dónde situamos las relaciones personales que influyen
en nuestras decisiones? Las decisiones no son simplemente la respuesta a un
cálculo de beneficios, ni siquiera de bienes objetivos; siempre está presente
la subjetividad, incluso cuando esta nos pueda llevar a equivocarnos y tomar malas
decisiones.
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