Día 106, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
Si prestamos un poco de atención cuando hablamos o escribimos nos
daremos cuenta de que utilizamos algunas palabras o términos que consideramos
milagrosos, son palabras que son capaces por ellas mismas de prestigiar a las
que la apoyan o desprestigiar a las que se le oponen o parecen oponerse.
Son palabras que tienen un prestigio tal que nadie se atreve a
cuestionarlos. Uno de los que más utilizamos es la palabra libertad. La mayoría
de nosotros damos por supuesto que toda forma de censura se opone a todo tipo
de libertad. Por lo tanto, la palabra censura se encuentra ahora
desprestigiada. Sin embargo, palabras como autonomía, independencia,
democracia… que van unidas con el termino libertad se convierten en una especie
de palabras milagrosas por adherencia a la palabra libertad.
Cuando alguien nos quiere manipular va a sacar todo el partido que
pueda a esa clase de palabras, hay que recordad que el manipulador nunca
demuestra nada, da por supuesto lo que le conviene. Los que nos quieren
manipular saben que al incluir en sus discurso o discusiones ese tipo de
palabras van a intimidar a las personas impidiéndoles ejercer su poder crítico
y aceptarán ingenuamente lo que se les proponga.
Voy a poner un ejemplo, si yo inicio una campaña de apoyo al aborto y
utilizo un razonamiento parecido a este: "La mujer tiene un cuerpo y hay
que darle libertad para disponer de ese cuerpo y de cuanto en él
acontezca". En el momento en que coloco la palabra libertad estoy dando
una fuerza a mi argumento que impide analizar lo endeble que es, ya que la
inmensa mayoría de las personas van a decirse: "No te opongas a esa
proposición porque está la libertad en juego y va a tacharte de antidemócrata,
de fascista, de ultra". Y así sucede, en realidad.
Si lo que queremos es ser de verdad libres interiormente, se debe de
perder ese miedo al lenguaje manipulador y matizar el sentido de las palabras.
Yo, en mi argumento no indicó a qué tipo de libertad me refiero, porque si
quiero manipular lo primero que debo hacer es no matizar el lenguaje que estoy
utilizando.
Basta con pedirme que matice un poco mi argumento para darse cuenta de
que os estoy intentando manipular.
Tanto la afirmación de que “tiene un cuerpo” y la de “libertad para
disponer” son endebles si las tengo que explicar, y se ve claramente cuando las
reflexionamos, pero por eso no os tengo que dar tiempo para pensar, para reflexionar
sobre cada punto. No me quiero detener a matizar los conceptos y
justificar lo que estoy afirmando; lo doy todo por consabido y lo expongo con
términos ambiguos, faltos de precisión. Ello me permite destacar en cada
momento el aspecto de los conceptos que me interesa. Cuando subrayo un aspecto,
lo estoy haciendo como si se tratara del único, como si todo lo que estoy
defendiendo se basara solo en esa vertiente del tema.
Un gobernante proclama, por ejemplo, ante su pueblo que les ha devuelto
"las libertades", pero no se detiene a precisar a qué tipo de
libertades se refiere: si a las libertades de maniobra o a la libertad para ser
creativos y realizar experiencias de encuentro, que llevan al pleno desarrollo
de la personalidad. Basta pedirle a un demagogo que matice un concepto para
desvirtuar sus artes hipnotizadoras.
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