martes, 28 de octubre de 2025

Día 106, del viaje a la maratón de Valencia. Palabras persuasivas.

     Día 106, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Si prestamos un poco de atención cuando hablamos o escribimos nos daremos cuenta de que utilizamos algunas palabras o términos que consideramos milagrosos, son palabras que son capaces por ellas mismas de prestigiar a las que la apoyan o desprestigiar a las que se le oponen o parecen oponerse.

Son palabras que tienen un prestigio tal que nadie se atreve a cuestionarlos. Uno de los que más utilizamos es la palabra libertad. La mayoría de nosotros damos por supuesto que toda forma de censura se opone a todo tipo de libertad. Por lo tanto, la palabra censura se encuentra ahora desprestigiada. Sin embargo, palabras como autonomía, independencia, democracia… que van unidas con el termino libertad se convierten en una especie de palabras milagrosas por adherencia a la palabra libertad.

Cuando alguien nos quiere manipular va a sacar todo el partido que pueda a esa clase de palabras, hay que recordad que el manipulador nunca demuestra nada, da por supuesto lo que le conviene. Los que nos quieren manipular saben que al incluir en sus discurso o discusiones ese tipo de palabras van a intimidar a las personas impidiéndoles ejercer su poder crítico y aceptarán ingenuamente lo que se les proponga.

Voy a poner un ejemplo, si yo inicio una campaña de apoyo al aborto y utilizo un razonamiento parecido a este: "La mujer tiene un cuerpo y hay que darle libertad para disponer de ese cuerpo y de cuanto en él acontezca". En el momento en que coloco la palabra libertad estoy dando una fuerza a mi argumento que impide analizar lo endeble que es, ya que la inmensa mayoría de las personas van a decirse: "No te opongas a esa proposición porque está la libertad en juego y va a tacharte de antidemócrata, de fascista, de ultra". Y así sucede, en realidad.

Si lo que queremos es ser de verdad libres interiormente, se debe de perder ese miedo al lenguaje manipulador y matizar el sentido de las palabras. Yo, en mi argumento no indicó a qué tipo de libertad me refiero, porque si quiero manipular lo primero que debo hacer es no matizar el lenguaje que estoy utilizando.

Basta con pedirme que matice un poco mi argumento para darse cuenta de que os estoy intentando manipular.

Tanto la afirmación de que “tiene un cuerpo” y la de “libertad para disponer” son endebles si las tengo que explicar, y se ve claramente cuando las reflexionamos, pero por eso no os tengo que dar tiempo para pensar, para reflexionar sobre cada punto. No me quiero detener a matizar los conceptos y justificar lo que estoy afirmando; lo doy todo por consabido y lo expongo con términos ambiguos, faltos de precisión. Ello me permite destacar en cada momento el aspecto de los conceptos que me interesa. Cuando subrayo un aspecto, lo estoy haciendo como si se tratara del único, como si todo lo que estoy defendiendo se basara solo en esa vertiente del tema.

Un gobernante proclama, por ejemplo, ante su pueblo que les ha devuelto "las libertades", pero no se detiene a precisar a qué tipo de libertades se refiere: si a las libertades de maniobra o a la libertad para ser creativos y realizar experiencias de encuentro, que llevan al pleno desarrollo de la personalidad. Basta pedirle a un demagogo que matice un concepto para desvirtuar sus artes hipnotizadoras.

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