martes, 14 de octubre de 2025

Dia 92, del viaje a la maratón de Valencia. El lado correcto.

     Dia 92, del viaje a la maratón de Valencia.


¡¡¡Muy buenos días!!!

Pase una parte de la tarde ayer leyendo algunos artículos de Chesterton, de Gilbert K. Chesterton, y me llamó la atención uno en particular en el que defiende a Bernard Shaw por los ataques que esté recibía por ser y declararse agnóstico.

Antes de seguir tengo que añadir que los dos eran grandes amigos, aunque mantenían grandes diferencias en lo político y en lo espiritual, y que las mostraban públicamente en artículos de prensa y debates. Se respetaban profundamente y se valoraban mutuamente.

En esa defensa de Shaw que escribió Chesterton decía, más o menos: “Hay una verdad fundamental en la que nunca he estado en desacuerdo con él, ni por un momento. Sea lo que sea, nunca ha sido un pesimista ni un derrotista en cuestiones espirituales. Al menos está del lado de la Vida. Todo está mal en él, excepto él mismo.”

La frase final es la que me más me llamó la atención: “Todo está mal en él, excepto él mismo”.

No me equivoco si digo que muchos de nosotros conocemos a alguien así, personas que ya no tienen las mismas ideas que nosotros desde el punto de vista cristiano, es más piensan que somos ingenuos al serlo y que no creen en nada de lo que nosotros creemos. Desde el punto de vista cristiano, casi todo está mal en ellos, excepto ellos mismos.

Y, sin embargo, hay algo en ellos que es muy correcto, es más puede ser inspirador y darnos energía positiva, bondad, alegría y buen humor. Tal vez sean agnósticos practicantes o ateos, pero su presencia irradia vida en el lugar donde se encuentran.

No me entendáis mal, esto no quiere decir que la idea simplista que tienen muchas personas sobre los cristianos de que somos ingenuos e inmaduros y de que los que no lo son y se hacen sus propias reglas son muy clarividentes y maduros, sea cierta. No. No hay nada de inteligente en apartarse del cristianismo, ni en creer que se está “más allá” de él, ni pensar que estar fuera de sus normas o creer que seguirlas impide vivir intensamente la vida. Eso es un fallo en la religiosidad, y muchas veces también un fallo en la sabiduría y la madurez.

Lo que quiero decir es que esa energía tan buena que nos encontramos en tanta gente buena es exactamente eso, energía maravillosa, pero no hay que confundirla con un pensamiento profundo de la vida.

Voy a ver si acierto con un ejemplo: un cantante, un grupo musical consigue que bailemos y nos divirtamos, y eso no es poca cosa pues bailamos poco y muchas veces vivimos con demasiada seriedad. Pero eso no nos da permiso para confundir esa energía juguetona con sabiduría o profundidad. Es algo precioso hacer que la gente baile, llevar alegría a un lugar, levantar el ánimo de las personas para que disfruten un poco más de la vida. Pero no es todo, ni lo más hondo. Es lo que es: algo bueno en sí mismo, pero solo eso.

Aun así, está bien, se encuentra en la parte correcta. Está del lado de la vida. Ayuda a traer energía positiva a un lugar, y eso necesita ser ensalzado. Por eso debemos ensalzar a nuestros buenos amigos agnósticos que participan de muchas de nuestras celebraciones e ideas y dejarnos alabar por ellos.

Si lo pensamos un poco nos daremos cuenta de que no todo puede arreglarse, pero sí debe nombrarse adecuadamente. Y es que lo que está mal, está mal, y debe llamarse mal; pero lo que es bueno, es bueno, y debe llamarse bueno.

Cuando veo a alguno de mis amigos “escépticos”, y encuentro en ellos energía, calor, lo que aportan a un lugar, eso me reconforta. Puede que muchas cosas estén mal en ellos, pero no todo lo está. Esa alegría y calidez se la dieron igual que a mí. No comulgan con mis ideas, y por eso creo que están equivocados; pero a menudo están del lado de la vida y su forma de ver la vida me ayuda a mí a seguir estando en el lado correcto de las cosas. Y eso sí que está bien.

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