Dia 81, del viaje a la maratón de Valencia.
¡Buenos días!
Siempre está bien y resulta interesante hablar de la persona, y a la
vez resulta dramático pues existe una “necesidad del hombre”.
Hoy el hombre se encuentra en una situación, podríamos decir que, de
emergencia, no sólo cuando en algunos lugares se amenazan sus condiciones
elementales de libertad y supervivencia, sino también cuando los deseos más
profundos del hombre que se encuentran en su corazón corren el riesgo de ser
anestesiados y censurados en las comunidades donde se garantizan las libertades
democráticas.
Uno de nuestros mayores problemas que nos aquejan es el debilitamiento
del deseo y de ese impulso hacia lo ideal, el contentarnos con los productos que
la sociedad pone a nuestra disposición. Y pone muchos que pueden satisfacer
cualquier clase de instinto humano.
Sin embargo, cuando el alma del hombre, que está hecha para la grandeza
y que no puede renunciar a buscar el sentido de la vida, se encuentra frenada e
igualada a todo lo demás, antes o después se rebelará. Puede hacerlo trágicamente
con comportamientos violentos o fenómenos de autodestrucción. O, más
simplemente y menos dramáticamente, pierde el gusto por la vida.
Esta situación de emergencia la vemos y la vivimos continuamente, está
a la vista de todos. Nuestros deseos más profundos se están quedando en el fondo de
nuestro corazón.
No quiero, ahora, lanzar un grito de alarma, lo que pretendo es mostrar
que puede volver a emerger lo humano, que en cualquier lugar hay hombres que
han hallado una insospechada energía en esa chispa que es el deseo. Ese deseo
que se vuelve a avivar a partir de un encuentro, un hecho o una circunstancia
concreta.
De lo que se trata es de ver cómo la libertad del hombre se puede
manifestar en la necesidad de observar la realidad, de juzgarla y de
realizarla, no según los esquemas y proyectos que se nos imponen desde el
exterior, sino a partir nuestras necesidades y deseos.
Vamos a desear que las diferencias culturales y de tradición sean tan
sólo una expresión de los modos diferentes con que cada persona y cada pueblo ha
tratado de relacionarse y ha tratado de afrontar lo que es la vida y que han
dado una respuesta razonable a ese deseo de verdad que aparece en el corazón de
cada uno.
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