Día 102, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
Pensaba que con la entrada de ayer se podía dar por terminado el tema
de la manipulación de las personas para reducirlas a ser meros objetos, y sin
embargo he estado pensando y me he dado cuenta de que existen otras formas; reducirlos
a meros clientes, meros consumidores, meros pacientes...
En nuestra sociedad existen muchas de esas reducciones a meros objetos
que provocan una gran parte de la violencia actual. Nos tenemos que dar cuenta
del hecho de que, antes de atacar a una persona, a un grupo, a un pueblo, se
los reduce a una simple dificultad que se nos pone por delante, a
"enemigo". Si consideramos a un ser humano como persona, si tenemos
en cuenta su dignidad, no elegiremos atentar abruptamente contra él. Este tipo
de decisiones requiere cierto arrojo brutal, y éste sólo es posible cuando uno
simplifica las cosas y deja de lado el valor y la riqueza de aquello que tiene
enfrente. Si vemos a alguien como un mero enemigo a batir, nos sentimos libres
para poner en juego todas nuestras fuerzas de aniquilación.
Por lo tanto, manipula el que desea “derrotar” a otras personas
sin preocuparse de “convencerlas”. Si consigues convencerme de algo con
razones, no llegas a dominarme, no te elevas sobre mí y me humillas;
ambos quedamos unidos bajo la misma verdad. Aceptar una razón porque la veo
como válida no me empequeñece y rebaja; al contrario, me dignifica, ya que
perfecciono mi conocimiento de la realidad. En cambio, si me adhiero a lo que
dices sin tener razones para ello, me veo reducido a una condición gregaria,
entró en el grupo de quienes no piensan ni deciden por su cuenta sino actúan al
dictado de otros.
El manipulador intenta modelar la mente, la voluntad y el sentimiento
de personas y grupos para convertirlos en medios al servicio de sus fines.
En fin, me doy cuenta de que desafortunadamente existe mucha manipulación
en nuestra sociedad, voy a ver si tengo tiempo para echarle un vistazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario