Dia 86, del viaje a la maratón de Valencia.
¡Buenos días!
Si miramos todo lo que sucede a nuestro alrededor no es difícil pensar
que el mundo no es que esté cambiando, sino que ha cambiado, sí, ha cambiado, no
es el mismo de hace unas décadas.
Y como europeo que soy, y que me siento, siempre he pensado en las
ventajas de ser y sentirse europeo, creo que Europa es lo que tengamos el valor
de hacer posible los europeos, todos los europeos.
Si miro hacia Estados Unidos veo que nuestra relación es más complicada
que antes, la guerra en Ucrania nos está mostrando cuan dependientes somos de
Rusia, la situación en Gaza nos muestra cuanto necesitamos una Europa más
fuerte que pueda promover la paz, y es que la fuerza económica de nuestra vieja
Europa y nuestro poder político ya no bastan para garantizarnos el que sigamos
siendo un líder global.
Ya sé que Europa aún no está definida. No está completa. Pero el
destino de este proyecto que me atrevo a considerar único ahora mismo en el mundo
depende de cada uno de nosotros. Por eso hay que creer en Europa, luchar por
ella, no rendirse ante cualquier dificultad y no subestimar todo lo que podamos
llegar a ser y representar.
Conformarse en cómo estamos ahora los europeos es de alguna manera
rendirse, significa dejar a Europa fuera de todas las decisiones importantes, y
Europa nunca ha sido hasta ahora una espectadora en el mundo, y no debemos
acostumbrarnos nunca a serlo. Somos referentes. Solo hay que tener el valor de
tomar las decisiones necesarias.
Ahora es el momento de olvidarnos de ver a Europa como es y empezar a
trabajar en la Europa que puede llegar a ser, el mundo está cambiando rápidamente
y nosotros debemos hacerlo igualmente.
Yo solo veo dos caminos: un camino que nos lleve a un cambio rápido y
valiente u otro camino más lento y tranquilo pero doloroso que nos llevará
hacia la irrelevancia. Mi opción es el primero, el que nos debe llevar a
cambiar. Sé que no va a ser fácil ya que eso va a implicar hacer algunos
sacrificios.
Unos sacrificios que como en la mayoría de las ocasiones implica
hacernos preguntas difíciles, cuyas respuestas es necesario responder: ¿quiero
que mi país sea capaz de defenderse? ¿Quiero realmente integrar mi economía y
desbloquear el gran potencial que tenemos? ¿Quiero apoyar a nuestras empresas,
a nuestros emprendedores? ¿Quiero garantizar nuestro modelo de libre empresa y
de redes de protección social?
Si en realidad eso es lo que quiero, entonces, yo solo veo una respuesta:
Europa. No está Europa sino la Europa que puede ser. La Europa que debemos
empezar a construir.
Es verdad que nos estamos enfrentando a desafíos impensables hace años,
pero son reales, y estamos comprobando que para responder a ellos Europa debe
cambiar. Si no somos líderes, seremos seguidores. Hay que ser más ágiles, más rápidos,
más justos, ser capaces de dar respuestas concretas a las personas, saber
aprovechar al máximo todas las herramientas que tenemos y tener la fuerza para
crear otras nuevas cuando todavía no las tenemos. Todo lo anterior, lo que
quiere decir es que las cosas no pueden continuar como ahora, tenemos que
reconocer que con lo que nos sentíamos cómodos y que garantizó todos los
cambios que hemos alcanzado hasta ahora, ya no es suficiente.
La política y nuestros políticos parece que saben que hay que cambiar,
pero pocos están realmente dispuestos a hacerlo, y es que el coraje es una
palabra que no se usa mucha en nuestra política.
Si repasamos nuestra historia vemos que por naturaleza los europeos
somos innovadores, constructores, emprendedores, que nos gusta crear y siempre
aspiramos a la excelencia. Lo que nos ha hecho ser una avanzadilla del progreso
global y de las revoluciones industriales. Hemos creado arte, cultura, empresas
y hemos sido capaces de llevar a generaciones de la guerra y la pobreza a la
prosperidad. Y los españoles sabemos mucho de eso.
En definitiva, si como europeos queremos la paz, debemos protegerla. Si
queremos el crecimiento, debemos hacerlo posible. Si queremos la confianza,
debemos merecerla. Y si queremos liderar, entonces debemos cambiar – con leyes
más inteligentes, políticas más coherentes y el valor de actuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario