Día 90, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
Hoy hace tres meses que comencé mi preparación para la maratón de
Valencia y ahora podría hacer un recuento de los días, las horas y los
kilómetros que he realizado, pero no serviría de mucho, pues los primeros
ochenta días han sido para que mi cuerpo se adapte a la carrera a pie. Trabajo
que pienso que he realizado bien.
Casi sin darme cuenta he llegado a dos meses de la maratón. El final del
entrenamiento, con sus pruebas, la búsqueda del ritmo de maratón y demás
historias, asoma ya en el calendario. El día de maratón se va acercando y el “mal
tiempo” nos va avisando de su cercanía con la bajada de las temperaturas.
Al llegar a estas fechas, uno tiene siempre la sensación de que el
tiempo pasa cada año más deprisa. De que, no sólo los meses, sino los años, se
van sucediendo. Es inevitable entonces pensar si he aprovechado no solo los
entrenamientos, sino también mi vida en estos meses. Si estoy en el lugar
adecuado o si tengo que seguir esperando a que lo bueno este por venir.
Sin embargo, creo que hay algo bueno en este sucederse de los entrenamientos.
Y es el hecho de sentir que, aunque el tiempo vuele, uno experimenta la certeza
de saber que está en el sitio en el que tiene que estar. Que disfruta haciendo
aquello que hace, y que, aunque la vida traiga sus sufrimientos y batallas, da
gracias por todo lo que vive y hace.
Es entonces cuando se cumple aquel dicho que dice que no se trata de
llenar la vida de años, sino de llenar los años de vida. Así que, no está tanto
en sentir que los entrenamientos, los meses y los años se nos vayan de las
manos, sino en comprobar que, al concluir todo el programa para llegar en
condiciones a Valencia, los entrenamientos, las estaciones y el año, podemos
dar gracias por lo que nos hemos y estamos divirtiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario