Día 108, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
En nuestra forma de actuar, de pensar, hablar y de escribir, casi sin
darnos cuenta somos guiados por una especie de guías que nos hacemos, unos croquis
que articulan nuestra vida mental. Estas guías que nos hemos formado son una
manera de simplificar nuestras decisiones, sobre todo si se presentan como dos
proposiciones contrarias por una de las cuales hay que optar, de tal manera
que, sin reflexionar negamos una y aceptamos la otra. Si tenemos muchas de esas
tomas de postura automáticas y las utilizamos mucho, habremos perdido en
nuestra vida la actividad creativa.
Si, por ejemplo, en mi croquis ante una “norma” tengo que anteponer automáticamente
la “libertad”, si pienso que siempre tengo que elegir mi libertad ante
cualquier norma que deba cumplir voy a estar limitado para desarrollarme. Si
tengo otro esquema que antepone todo lo que viene de fuera de mí a lo que tengo
dentro y sale de mí, me estoy anulando, si lo que está fuera de mí es distinto,
distante, externo y extraño a mí, no puedo relacionarme con todo lo que me rodea.
Si hemos llegado a la conclusión: De que en la vida hay que elegir: o somos libres o aceptamos normas; o actuamos conforme a lo que nos sale
de dentro o conforme a lo que nos viene impuesto de fuera. Lo que sucede es que
pensamos que para ser auténticos y actuar con libertad interior hay que olvidarse
de cuanto nos dicen de fuera acerca de normas morales, religiosas y de
cualquier tipo.
Al estar
actuando así lo que estamos haciendo es crear una contradicción entre nuestra
libertad y cualquier norma. En consecuencia, para ser auténtico y actuar con
libertad interior estoy obligado a dejar de lado todo lo que dicen de fuera
acerca de normas morales, dogmas
religiosos, prácticas piadosas... Con ello me alejo de la moral y la religión
de mis mayores y, lo que es todavía más grave, hace imposible toda actividad
verdaderamente creativa.
He aquí el poder temible de los esquemas mentales. Si alguien te
sugiere que para ser “libre” en tu forma de actuar y obrar debes no
aceptar norma alguna de conducta que te venga propuesta de “fuera”, hay que
decirle que es verdad, pero sólo en un caso: cuando actuamos de modo pasivo, no creativo. Por ejemplo: Tus padres te dicen que hagas
algo, y tú obedeces forzado. Entonces no actúas autónomamente. Pero suponte que
percibes el valor de lo que te sugieren y lo asumes como propio. Esa actuación
tuya es a la vez autónoma y
está sometida a un poder ajeno, por ser creativa.
La enseñanza que has obtenido al obedecer a tus padres viene sugerida
desde fuera pero no ha sido impuesta. Al reaccionar positivamente ante esa sugerencia
la has asumido y ya forma parte de ti. Al hacerlo, esta enseñanza dejó de esta
fuera de ti para convertirse en el impulso interno de tu obrar. En esto
consiste el proceso formativo.
Ahora vemos con claridad la importancia decisiva de los esquemas
mentales. No resulta un problema tenerlos, con la condición de que veamos los
términos dentro de un marco dinámico de
los esquemas, que los reflexionemos y es
en este contexto en el que juegan su papel expresivo.
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