jueves, 23 de octubre de 2025

Día 101, del viaje a la maratón de Valencia. Manipular es sinónimo de manejar.

     Día 101, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Ayer dejé en el aire muchas cosas sobre lo que significa manipular, no le di la importancia que creo que tiene el tenerlo claro.

Y es que manipular es sinónimo de manejar. Y, únicamente son manejables los objetos. Por ejemplo: un vaso puedo utilizarlo para mis fines, desecharlo, situarlo aquí o allí... Estoy en mi derecho, pues se trata de un objeto. Es algo que carece de personalidad propia por no tener inteligencia, voluntad, capacidad creativa... Puedo, por tanto, poseerlo, dominarlo, disponer de él. Digamos, para entendernos que pertenece a un nivel en el que no nos encontramos las personas.

Los seres humanos nos situamos en un nivel por encima al tener inteligencia y voluntad propia, y poder dirigir la vida según nuestro interés. Si, al tratar a una persona, no respeto su capacidad de iniciativa y la tomo como un ser posible, dominable y manejable a mi arbitrio, conforme a mis intereses, la bajo de nivel, lo que significa un envilecimiento injusto.

El sadismo es un ejemplo de ello, suele pensarse que ser sádico es ser cruel pero no es así. Quiere decir que se rebaja de nivel a una persona para ejercer un dominio sobre ella. Para reducir a una persona al nivel de un objeto se puede hacer mediante la crueldad o mediante cierto tipo de supuesta ternura. Reducir una persona a condición de objeto es una práctica manipuladora sádica.

Si observamos con atención podemos ver como muchos de nuestros comportamientos pueden esconder formas de manipulación pues convierten a la persona en un objeto. Y si continuamos pensando veremos que las caricias también pueden esconder una forma de manipulación, ya que, si mis caricias no son una forma de expresar mi afecto hacia la otra persona, sino que sólo sirven para que yo acumule una sensación placentera, lo que en realidad estoy haciendo es reducir el cuerpo de la otra persona en una simple fuente de gratificación. Y, esta conducta que puede parecer tierna es violenta pues quien la adopta considera el cuerpo ajeno como un mero medio para sus fines y lo despoja de su condición básica: ser expresión viva de la persona en la que está integrado.

Cuando se trata de una relación amorosa, lo que esta sucediendo es que el cuerpo de la persona amada adquiere una densidad particular y prende la atención de quienes se manifiestan su amor. Cuando dos amantes se acarician para mostrar el amor que sienten como personas, su modo de acariciar tendrá un carácter y un valor personal. En este caso, el cuerpo acariciado adquiere honores de protagonista, pero no desplaza a la persona; la hace presente de modo tangible y valioso.

Por el contrario, si lo que se intenta con la carica es producir unas simples complacencias sensoriales lo rebajamos al nivel de un objeto, el cuerpo como objeto invade a toda la persona. No se ama a ésta; sólo se quiere el placer que causa su vertiente corpórea. Y ésta muestra todas las condiciones de un “objeto”: es manejado, poseído, manipulado… De ahí nos viene esa expresión de la "mujer-objeto" cuando una figura femenina es exhibida sólo a causa de su belleza corpórea. Se la ofrece a la mirada como objeto de contemplación curiosa. Con ello queda reducida a un objeto de posesión, ya que el sentido de la vista es después del tacto el más posesivo.

Y ahora podría enredar un poco más el tema si miro la diferencia entre seducir y enamorar, pues seducir es poseer, dominar, arrastrar la voluntad de alguien como si fuera un objeto. En cambio, el que enamora a una persona no la arrastra; la atrae mediante la presentación de algo valioso. Un seductor veremos que halaga con engaños para provocar una adhesión irresistible. En realidad, no se da ahí nunca ternura auténtica, sino reducción despiadada de una persona a objeto. La violencia de tal rebajamiento no queda disminuida con afirmar que se trata de un objeto adorable, encantador, maravilloso, fascinante... Tales adjetivos no libran al sustantivo "objeto" de lo que tiene de injusto, de no ajustado a la realidad, de envilecedor.

Como veis, empezamos hablando de un tema y terminamos en otro, y es que resulta muy complicado no irse por las ramas cuando el árbol tiene tantas.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Día 100, del viaje a la maratón de Valencia. La manipulación.

     Día 100, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Muchas veces leyendo o escuchando algunos medios de comunicación tengo la impresión de que están intentando manipularme, incluso a veces pienso que se están utilizando unas técnicas precisas y bien estudiadas para conseguirlo.

Desde hace tiempo que vengo pensando que mi libertad, mi libertad auténtica es un trabajo, no un don que me dan como un regalo. Mi primer quehacer si deseo vivir libremente es inmunizarme contra todo género de ilusionismo mental o manipulación que intente envolverme en una maraña de desconcierto mental.

Existe hoy tal cantidad de información y tantas posibilidades de conseguirla que una cosa que debemos hacer es distinguir a los maestros, los que realmente enseñan, de los embaucadores. Tal distinción es necesaria si quiero evitar que nuestra sociedad se convierta en un río revuelto donde puedan pescar los afanosos de poder. No basta vivir en una democracia para disfrutar de auténtica libertad: la libertad de pensar con independencia de criterio, orientar nuestra voluntad hacia las metas que nos marca nuestra forma de entender la vida, organizar debidamente nuestro sentimiento, dar cauce y plasmar nuestra creatividad en las diversas vertientes de la vida... Esta forma eminente de libertad debemos lograrla poniendo en juego un antídoto contra la manipulación.

Y no encuentro un mejor antídoto que tomar estas medidas: estar alerta, pensar con rigor, vivir creativamente. Conocer bien lo que es la manipulación y los peligros que entraña es el objetivo que tenemos que alcanzar.

Hay unas frases de Antoine de Saint-Exupéry que me vienen muy bien para este tema, se fijó en estos graves errores: "He aquí (...) un gran misterio del hombre. Pierden lo esencial e ignoran lo que han perdido". "Los hombres dilapidan su bien más preciado: el sentido de las cosas". Un poco de razón tenia, no sólo tenemos que recobrar el sentido de nuestra vida si es que lo hemos perdido, sino aprender a dar a nuestra vida sentidos nuevos que suban su calidad un escalón más.  

martes, 21 de octubre de 2025

Dia 99, del viaje a la maratón de Valencia. Posibilidades reales.

     Dia 99, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Hablo de mucho de felicidad, de todo lo que conlleva buscarla, alcanzarla y mantenerla. Y sin embargo ese deseo se encuentra con un obstáculo muchas veces infranqueable cuando va más allá de nuestras posibilidades reales.

Por eso, quedamos frustrados porque no conseguimos realizar ese viaje que anhelamos o esa marca que tanto hemos entrenado.

En esos momentos, cuando estamos delante de esa “pared”, no nos viene mal recordar una idea que tenia Aristóteles sobre la felicidad: la forma para llegar a la felicidad solo se puede construir seriamente si somos capaces de reconocer lo que está en nuestras manos, y apartamos los sueños y proyectos que no podemos alcanzar, al menos en ese momento.

No estoy diciendo que nos tengamos que rendir ante las circunstancias, ni de renunciar a buscar y alcanzar mejoras en nuestra vida. De lo que se trata es de reconocer que, aunque ahora no las puedo alcanzar, puedo asomarme a la ventana y ver una bellísima puesta de sol. O si puedo saborear esa comida que con tanto cariño he cocinado.

La felicidad posible siempre es aquella que reconocemos, gracias a la virtud de la prudencia, como asequible y beneficiosa, que la podemos incluir en nuestras relaciones con los demás.

Perseguir una ilusión que nos hace daño, o que nos exige un esfuerzo que nos agota, o que incluso lleva a producir daño en aquellos que nos rodean, es ir contra la felicidad posible, es dejarse engañar por espejismos malignos.

La verdad es que no siempre la felicidad posible se va a conseguir. Es posible que al acercarnos a la ventana a ver esa puesta de sol, tal vez nos encontremos, con sorpresa, que las nubes han transformado la escena y se nos va a poner a llover.

No veremos esa puesta de sol que esperábamos para terminar de animarlos el día. Pero podemos, al menos, disfrutar del inicio de una lluvia que embellecerá los campos y que dará vigor a los árboles, y que de otra manera también nos animará la tarde.

lunes, 20 de octubre de 2025

Dia 98, del viaje a la maratón de Valencia. ¡Qué el ajetreo no te robe la vida!

     Dia 98, del viaje a la maratón de Valencia. 



¡¡¡Muy buenos días!!!

Una de las cosas que se nos olvida o en el peor de los casos que hemos perdido, ha sido nuestra capacidad de asombrarnos. Al fin y al cabo, no se trata de otra cosa que mirar el mundo de otra manera. Verlo a través de todo lo bello que nos encontramos en lo cotidiano, lo sencillo, lo aparentemente insignificante e incluso adverso, puede ayudarnos, si estamos atentos, a tener una vida más plena.

No la belleza como algo bonito, sino más bien como una experiencia interior que tenga la capacidad de sentir nuestra vida como algo bueno.

Estoy seguro de que todos hemos vivido algún momento que nos hubiera gustado llevarnos a casa para estar viviéndolo constantemente. Eso es la belleza: lo que nos gusta tanto, que quisiéramos estar experimentándolo eternamente. Porque ahí hay algo bueno, algo verdadero, algo divino.

Veamos. La belleza no se encuentra solo en la pintura impresionista, en las sinfonías de la música clásica o en la escultura renacentista. Belleza puede ser cada momento del día, puede encontrarse en todo, como en salir a correr, los colores de un atardecer, el café de cada tarde, en los buenos días de nuestra vecina…

Los latinos siempre lo hemos entendido. Por eso ponemos música, baile, colores, risas en todo lo que hacemos. No para entretenernos. Para elevarnos. Todo lo que vivimos como bello es bueno y nos abre unas puertas que con solo la lógica no podríamos experimentar.

Buscar la belleza nos lleva a la felicidad. Nos equivocamos si pensamos que solo los entendidos saben encontrarla. No se necesita estudiar ni leer ninguna clase de manual.

Camina despacio. Observa. Oye. Acaricia lo bello. Y, es que lo que es bello nos recuerda que existe algo más, algo mejor, algo que no es nuestra agenda ni nuestros grupos de WhatsApp ni nuestro teléfono móvil.

Y si esa belleza es verdadera, si te colma, si te sienta bien… es porque es divina. Nuestra vida puede ser bella. ¡Qué el ajetreo no te robe la vida!

Y si aprendemos a verla, quizá estemos en el camino hacia la felicidad.

sábado, 18 de octubre de 2025

Dia 96, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Inteligencia artificial?

 Dia 96, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Si hay un tema que aparece en muchas de nuestras conversaciones y que nos encontramos por todas partes es: la inteligencia artificial. No me refiero a un buscador en internet normal sino a ese que nos da ya la solución a la pregunta que le hacemos sin tener que elegir en que pagina queremos buscarla.

Al referirnos a ella hablamos también de la manipulación en las respuestas, en las noticias y en las imágenes que nos podemos encontrar. Todos hablan de ella, aunque no sé cuánto es lo que en realidad sabemos y qué tendríamos que analizar para saber un poco del tema.

Creo que tenemos que profundizar en este tema, ver sus luces y sombras, ya que ni es algo de lo que hay que huir ni tampoco es algo que nos va a solucionar casi todos nuestros problemas.

Tenemos, antes de empezar, que recordar que todo avance tecnológico tiene que poner en el centro a la persona, o sea, a cada uno de nosotros. La inteligencia artificial a pesar de que puede generar respuestas no hay que olvidar que es una consecuencia de la inteligencia humana. Y no es lo mismo, utilizamos la misma palabra, pero no significa lo mismo en un caso y en otro.

Cuando nos referimos a la inteligencia artificial estamos hablando de una forma de procesar una gran cantidad de datos, buscar patrones y algoritmos a una gran velocidad. En algo cuantitativo, contable, que se rige por las reglas materiales de la física y de las matemáticas. Sin embargo, la inteligencia humana está en contacto con la realidad, tiene una empatía con lo que le rodea y una experiencia como persona. Mucho más allá que los simples datos, aunque estos sean muchos, se calculen y se procesen a una gran velocidad.

Lo que caracteriza a la inteligencia artificial es su funcionabilidad: que lo que le propongamos se cumpla, que su respuesta este de acuerdo con una serie de normas, limitadas y sujeta a lo material. O sea, hacer que nuestra sociedad funcione mejor. Lo que hace es analizar una gran cantidad de información cuantitativa, cumple funciones según unos datos que le damos, pero no vive, no es, en el sentido real del verbo ser.

Las personas, además de hacer cosas, experimentamos la realidad de la que formamos parte. Nos implicamos en lo que hacemos, vivimos una continua experiencia. Y esto va más allá de la mera comprensión matemática. O sea, captamos la verdad, nos preguntamos ante ella, y nos relacionamos personalmente con el resto de las personas.  

Ante esto y lo que sin duda vendrá, ya que la inteligencia artificial va a evolucionar mucho más, no nos queda más remedio que hacernos varias preguntas, en las que vale la pena pararse a reflexionar.

Una pregunta interesante puede ser: ¿vamos a perder nuestra capacidad crítica? Parece claro que conseguir respuestas tan rápidas, simulando a una persona, puede complicar seriamente nuestra capacidad de analizar y sacar conclusiones sobre la cuestión que estamos proponiendo. Para mí la parte más débil de la inteligencia artificial es ¿Quién le proporciona los datos? ¿Y en que orden de preferencia? Si los conocimientos que se le presentan a la inteligencia artificial tienen un orden y una preferencia predeterminada, nuestra capacidad de decidir esta seriamente comprometida. Si ahora busco algo en Google tengo una pequeña capacidad de elección ya que puedo mirar en la primera respuesta que me presente o ir 10 respuestas más abajo. Pero si solo se nos ofrece una respuesta, ¿dónde queda la elección, nuestra creatividad e investigación.

¿Cuándo la inteligencia artificial nos da una respuesta la podemos considerar como justa? De entrada, yo diría que no. La aplicación de la justicia supone a una persona que analiza, juzga y decide libremente. Si presuponemos a los programadores de la inteligencia artificial como justos, podríamos decir que, sí que parece justa, pero la realidad está en sí lo son o no lo son.

Otra pregunta sería, ¿dónde situamos las relaciones personales que influyen en nuestras decisiones? Las decisiones no son simplemente la respuesta a un cálculo de beneficios, ni siquiera de bienes objetivos; siempre está presente la subjetividad, incluso cuando esta nos pueda llevar a equivocarnos y tomar malas decisiones.

En fin, como en cualquier avance tecnológico, nos encontramos ante un utensilio. Es verdad de que se trata de una herramienta muy potente y que nos puede ayudar mucho en muchos trabajos, pero todos sabemos que la felicidad no está en tener, en hacer, sino en ser. Y esa felicidad del ser no puede ser sustituida por una gran potencia y complejidad en el hacer.

jueves, 16 de octubre de 2025

Dia 94, del viaje a la maratón de Valencia. Escuchar requiere silencio.

     Dia 94, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Vivimos en una sociedad que ama el ruido, mejor dicho, le molesta el silencio. Lo veo cuando salgo a correr, y no tanto en bicicleta. Muchos llevan puestos unos auriculares no solo cuando practican deporte sino durante todo el día. Y ¿en cuántas casas, no está continuamente encendido el televisor o la radio para oír algo de fondo? El ruido se ha convertido en una necesidad.

Y, sin embargo, el silencio nos permite entrar en nuestro interior; solo así podemos pensar, reflexionar y plantearnos las preguntas que cada día la vida nos va planteando.

Por otro lado, escuchar es la actitud por excelencia para el amor, la amistad y para tener unas buenas relaciones con los que nos rodean. Pero para escuchar si queremos hacerlo bien tenemos que guardar silencio. Por eso, si nuestras buenas relaciones son ante todo escucha, solo el silencio puede despertarla. Si lo pensamos nos daremos cuenta de que en nuestras relaciones con nuestros amigos lo que sobre todo esperamos no es un favor, ni que nos sean útiles, ni un regalo, sino que nos presten atención. Que presten atención a nuestra persona y no tanto a nuestras necesidades. Servir a nuestros amigos es útil. Pero solo una cosa es necesaria en la amistad: saber escuchar. Nuestro amigo tiene algo que decirnos, espera que le escuchemos con tranquilidad, que dejemos el ajetreo y nos paremos a mirarle en silencio, dándole lo mejor que podemos darle: la vida misma. El amor requiere silencio.

Y el ruido es incompatible con todo eso, en cierto modo impide la meditación y que escuchemos lo que nos dice nuestro interior. Hoy estamos hiper comunicados. Los medios digitales lo permiten y nos obligan a prestarles demasiada atención impidiendo el silencio y la tranquilidad necesaria para escucharnos. Este ajetreo no crea ninguna conexión. Más bien aísla y acentúa la soledad. El silencio, en cambio, es el camino para comunicarnos unos con otros y con uno mismo.

miércoles, 15 de octubre de 2025

Dia 93, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Un país irrelevante?

     Dia 93, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



No me extraña que viendo desde el exterior la imagen de la política en España desde hace unos meses, muchas personas lleguen a la conclusión apresurada de que somos un país anodino, insignificante, ineficaz e insustancial. Pero al hacer eso lo que están haciendo es una lectura demasiado rápida y confunden lo que parece con lo que es.

Pienso que no somos un país de mediocres, sobre todo en el momento en que miro a quienes en realidad sostienen el país con su trabajo e inteligencia. Lo veo cada día en nuestros médicos, en los ingenieros, científicos, artistas… y no quiero olvidarme de nuestros deportistas. El problema no lo veo en la gente, no está en la gente.

Según lo veo, el problema está en quienes han impulsado leyes que rebajan la exigencia del conocimiento y han dejado de fomentar el pensar y saber, consolidando así una sociedad que premia la mediocridad. Y son precisamente los mediocres que han alcanzado el poder y han llegado a las instituciones los que alimentan esa imagen que tenemos en el exterior. Aunque tengo que añadir que al estar en una democracia hemos sido nosotros los ciudadanos de a pie los que hemos situado en esos puestos a personas mediocres.

La cuestión es que la mayoría de nuestros políticos carecen de un proyecto que nos ilusione y sobre todo que nos beneficie a todos, han elegido el camino de apoyarse en ideas imaginarias que prometen un paraíso por el simple hecho de haber nacido. Basan su política en una vida cómoda, sin exigencias, vendiendo derechos sin ningún deber asociado y un bienestar sin tener que hacer esfuerzo alguno. Eso hace, que nuestra sociedad se esté acercando a una situación peligrosa: la irrelevancia.  

Si hago un repaso rápido a algunas cosas que han sucedido me encuentro con una constante y progresiva degradación. En el sistema educativo, por ejemplo, se sustituyó al maestro o sea a una persona que tiene la autoridad suficiente para enseñar una ciencia, arte u oficio por un enseñante que tiene que amaestrar simplemente con reglas o preceptos. Se empezó a confundir el aprobar con el saber. Otra cosa, los partidos colonizaron la mayoría de las instituciones con personas cuya fidelidad al partido esta muy por encima de su conocimiento o del mérito que tengan para ocupar esa posición, y no quiero olvidarme de la economía que se decantó en busca de beneficios fáciles cercanos al poder en lugar de buscar una productividad que tenga muy en cuenta la innovación.

En fin, que veo que los políticos en vez de liderarnos se han dedicado a controlar las instituciones. Los nombramientos se realizan por cuotas, las encuestas dirigen las leyes, así como los acuerdos parlamentarios.

Ya no se castiga la falsedad, ni el fraude, la ineptitud y el amiguismo. Lo más grave es que hemos asumido este estado de cosas. Toleramos que la chapuza la conviertan en normalidad, hemos borrado la línea entre aprobar y aprender, y vemos como se critica al político, pero a la vez se busca su favor, volviéndolo a votar para que se mantenga en el puesto.

No podemos ignorar la influencia de estas personas ya que su influencia dirige aspiraciones, sitúa referentes y define lo que se percibe como normal. Si la normalidad que transmiten es la opinión sin fundamento y la ignorancia orgullosa, el resultado es una ciudadanía menos preparada para cuestionar, debatir y decidir. Y como consecuencia una democracia más débil y, por tanto, más vulnerable.

Lo estamos viendo estos días en las noticias, España corre el riesgo real de quedar marginada del grupo de las principales democracias occidentales. No por falta de capacidad, sino porque quienes tienen el poder son mediocres que huyen de la excelencia. Prefieren un país sumiso, entretenido con relatos y subvenciones, antes que una nación exigente que les pida cuentas.

No somos un país mediocre. Somos un país secuestrado por mediocres. Y si no solucionamos este problema, no solo perderemos competitividad y bienestar: perderemos el respeto de nosotros mismos y el lugar que nos corresponde en el mundo. El tiempo para movernos no es mañana. Es ahora.

martes, 14 de octubre de 2025

Dia 92, del viaje a la maratón de Valencia. El lado correcto.

     Dia 92, del viaje a la maratón de Valencia.


¡¡¡Muy buenos días!!!

Pase una parte de la tarde ayer leyendo algunos artículos de Chesterton, de Gilbert K. Chesterton, y me llamó la atención uno en particular en el que defiende a Bernard Shaw por los ataques que esté recibía por ser y declararse agnóstico.

Antes de seguir tengo que añadir que los dos eran grandes amigos, aunque mantenían grandes diferencias en lo político y en lo espiritual, y que las mostraban públicamente en artículos de prensa y debates. Se respetaban profundamente y se valoraban mutuamente.

En esa defensa de Shaw que escribió Chesterton decía, más o menos: “Hay una verdad fundamental en la que nunca he estado en desacuerdo con él, ni por un momento. Sea lo que sea, nunca ha sido un pesimista ni un derrotista en cuestiones espirituales. Al menos está del lado de la Vida. Todo está mal en él, excepto él mismo.”

La frase final es la que me más me llamó la atención: “Todo está mal en él, excepto él mismo”.

No me equivoco si digo que muchos de nosotros conocemos a alguien así, personas que ya no tienen las mismas ideas que nosotros desde el punto de vista cristiano, es más piensan que somos ingenuos al serlo y que no creen en nada de lo que nosotros creemos. Desde el punto de vista cristiano, casi todo está mal en ellos, excepto ellos mismos.

Y, sin embargo, hay algo en ellos que es muy correcto, es más puede ser inspirador y darnos energía positiva, bondad, alegría y buen humor. Tal vez sean agnósticos practicantes o ateos, pero su presencia irradia vida en el lugar donde se encuentran.

No me entendáis mal, esto no quiere decir que la idea simplista que tienen muchas personas sobre los cristianos de que somos ingenuos e inmaduros y de que los que no lo son y se hacen sus propias reglas son muy clarividentes y maduros, sea cierta. No. No hay nada de inteligente en apartarse del cristianismo, ni en creer que se está “más allá” de él, ni pensar que estar fuera de sus normas o creer que seguirlas impide vivir intensamente la vida. Eso es un fallo en la religiosidad, y muchas veces también un fallo en la sabiduría y la madurez.

Lo que quiero decir es que esa energía tan buena que nos encontramos en tanta gente buena es exactamente eso, energía maravillosa, pero no hay que confundirla con un pensamiento profundo de la vida.

Voy a ver si acierto con un ejemplo: un cantante, un grupo musical consigue que bailemos y nos divirtamos, y eso no es poca cosa pues bailamos poco y muchas veces vivimos con demasiada seriedad. Pero eso no nos da permiso para confundir esa energía juguetona con sabiduría o profundidad. Es algo precioso hacer que la gente baile, llevar alegría a un lugar, levantar el ánimo de las personas para que disfruten un poco más de la vida. Pero no es todo, ni lo más hondo. Es lo que es: algo bueno en sí mismo, pero solo eso.

Aun así, está bien, se encuentra en la parte correcta. Está del lado de la vida. Ayuda a traer energía positiva a un lugar, y eso necesita ser ensalzado. Por eso debemos ensalzar a nuestros buenos amigos agnósticos que participan de muchas de nuestras celebraciones e ideas y dejarnos alabar por ellos.

Si lo pensamos un poco nos daremos cuenta de que no todo puede arreglarse, pero sí debe nombrarse adecuadamente. Y es que lo que está mal, está mal, y debe llamarse mal; pero lo que es bueno, es bueno, y debe llamarse bueno.

Cuando veo a alguno de mis amigos “escépticos”, y encuentro en ellos energía, calor, lo que aportan a un lugar, eso me reconforta. Puede que muchas cosas estén mal en ellos, pero no todo lo está. Esa alegría y calidez se la dieron igual que a mí. No comulgan con mis ideas, y por eso creo que están equivocados; pero a menudo están del lado de la vida y su forma de ver la vida me ayuda a mí a seguir estando en el lado correcto de las cosas. Y eso sí que está bien.

domingo, 12 de octubre de 2025

Día 90, del viaje a la maratón de Valencia. Tres meses.

     Día 90, del viaje a la maratón de Valencia. 



¡¡¡Muy buenos días!!!

Hoy hace tres meses que comencé mi preparación para la maratón de Valencia y ahora podría hacer un recuento de los días, las horas y los kilómetros que he realizado, pero no serviría de mucho, pues los primeros ochenta días han sido para que mi cuerpo se adapte a la carrera a pie. Trabajo que pienso que he realizado bien.

Casi sin darme cuenta he llegado a dos meses de la maratón. El final del entrenamiento, con sus pruebas, la búsqueda del ritmo de maratón y demás historias, asoma ya en el calendario. El día de maratón se va acercando y el “mal tiempo” nos va avisando de su cercanía con la bajada de las temperaturas.

Al llegar a estas fechas, uno tiene siempre la sensación de que el tiempo pasa cada año más deprisa. De que, no sólo los meses, sino los años, se van sucediendo. Es inevitable entonces pensar si he aprovechado no solo los entrenamientos, sino también mi vida en estos meses. Si estoy en el lugar adecuado o si tengo que seguir esperando a que lo bueno este por venir.

Sin embargo, creo que hay algo bueno en este sucederse de los entrenamientos. Y es el hecho de sentir que, aunque el tiempo vuele, uno experimenta la certeza de saber que está en el sitio en el que tiene que estar. Que disfruta haciendo aquello que hace, y que, aunque la vida traiga sus sufrimientos y batallas, da gracias por todo lo que vive y hace.

Es entonces cuando se cumple aquel dicho que dice que no se trata de llenar la vida de años, sino de llenar los años de vida. Así que, no está tanto en sentir que los entrenamientos, los meses y los años se nos vayan de las manos, sino en comprobar que, al concluir todo el programa para llegar en condiciones a Valencia, los entrenamientos, las estaciones y el año, podemos dar gracias por lo que nos hemos y estamos divirtiendo.

sábado, 11 de octubre de 2025

Dia 89, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Coherente o incoherente?

     Dia 89, del viaje a la maratón de Valencia.



¡¡¡Muy buenos días!!!

Algunas veces me da por repasar las entradas de este blog, y en alguna ocasión he llegado a la conclusión de que está lleno de contradicciones. Me da la impresión de estar contradiciéndome a mí mismo. No siempre me resulta fácil ver cómo pueden cuadrar todas las cosas que escribo.

Las entradas del blog pueden ser propensas a numerosas interpretaciones. Y es que no es fácil mantener una cierta coherencia en todo, y aunque en muchas ocasiones se puedan encontrar algunas incoherencias no por eso se puede pensar que no estoy intentando seguir un camino y una idea.

En algún lugar leí en tono sarcástico que la coherencia es el resultado de la cortedad de mente y de cómo son los locos los que más seguros y con más fundamento están de las cosas, y es que convencer a alguien que se cree Napoleón de que no lo es, es casi imposible. Por otra parte, la incoherencia es una señal de una amplitud de mente. Se me quedo en la memoria porque pienso que hay algo de verdad en todo eso, está claro que hay que explicarlo un poco para que sea entendido cuidadosamente.

Veamos, algunas veces alcanzamos una cierta coherencia, vemos cosas que a primera vista no tienen contradicciones, las estudiamos y no vemos nada malo en ellas, las asumimos plenamente y, podemos pagar un alto precio por ello, sobre todo si acabamos por ser intransigentes, unilaterales y reduccionistas.

Al contrario, en ocasiones, lo que parece una persona incoherente es en realidad alguien que mantiene a la vez un número de importantes verdades agrupadas para mantener una idea mayor. Esa persona puede parecer incoherente, pero lo que está haciendo en realidad es guardar varias verdades en tensión creativa que están aparentemente en oposición mutua, pero no es así. La persona que intenta este acto malabarista se encuentra muchas veces en una gran tensión, pero (metafóricamente) encontrará también que no está bloqueada, que está plenamente viva, que la sangre fluye libremente por todo su cuerpo y que es capaz de sacar provecho de cualquier circunstancia con la que se encuentre.

Mantener importantes verdades juntas en continuo movimiento para ir creciendo puede ser malentendido por muchas personas y escandalizar a cada uno de los defensores de cada verdad. Es más fácil llevar unas pocas verdades elegidas que tratar de llevarlas todas.

¿Cuáles son algunas de las verdades aparentemente contradictorias que se pueden mantener juntas en una tensión creativa? He aquí algunas, de las que es conveniente abarcar ambos aspectos de ellas.

Tener la sana capacidad de saborear la vida y disfrutarla sin culpabilidad, y al mismo tiempo favorecer una capacidad igualmente sana para el ascetismo y la renunciación. Puede ser una de ellas.

Otra podría ser la de estar siempre abierto hacia lo que es nuevo, singular, lo que me molesta, lo que es liberal, a pesar de que me apoye en lo que se conserva, en lo familiar, en mis costumbres, en lo que me proporciona un ritmo de vida y favorece la estabilidad.

Se me ocurre que poner atención a lo que me es sagrado, a la vida eterna, pero siempre unido a un amor sin fisuras por este mundo, por sus placeres, por sus conquistas y por el día a día, es sin duda otro ejemplo.

Otro, la pasión por la sexualidad y la defensa de su bondad y valor, acompañada de una igual defensa de la castidad y el decoro.

Estar atento a lo que sucede en el mundo, más allá de los límites de nuestra región, acoger cada vez mejor al extranjero y al desconocido, aun cuando permanezcamos profundamente fieles a nuestra familia y a nuestras raíces.

Unir todas estas cosas en una sola forma de vivir es complicado y trae muchos problemas, pero es tal vez la única forma de ser plenamente libres y estar plenamente vivos.

viernes, 10 de octubre de 2025

Dia 88, del viaje a la maratón de Valencia. Integridad.

     Dia 88, del viaje a la maratón de Valencia. 



¡¡¡Muy buenos días!!!

Otra vez me vuelvo a encontrar esta mañana con unas noticias de corrupción política que por desgracia se han convertido en normales en los últimos tiempos, al menos en España, de hecho, me sorprendería si no viese esa clase de noticias.

Y mientras nuestros políticos nos siguen entristeciendo con sus actuaciones, nosotros, las personas de a pie, seguimos aquí. Unos trabajando, otros estudiando, otros intentando disfrutar de la jubilación y, intentando hacer las cosas como se debe. Se nos dice que mantengamos la calma, se nos pide paciencia y comprensión antes todos estos escándalos, pero rara vez se nos responde de la misma forma.

Y ahora no estoy hablando de justicia, sino de algo diferente pero también muy importante: respeto. Porque, si lo pensamos un poco nos daremos cuenta de que al final, todo esto no es solo un problema político, sino una falta de respeto al sentido común y a la sociedad.

Yo no pido la perfección. Todos nos hemos equivocado, y continuamos haciendo algunas cosas mal. Pero una cosa es errar y rectificar, y otra muy diferente es acostumbrarse a vivir en el error, sin tomar ninguna medida, y ¿cuándo se convirtió la política en una simple profesión?

La sensación es terrible. Nos estamos quedando sin verdades ni referentes públicos. El peligro, bien real, es la intoxicación, el efecto de cuestionamiento constante a la integridad moral de las personas. Ya casi parece que lo normal es aceptar sobres, sacar provecho de mi cargo, o doparme para rendir más, y simplemente “porque lo hacen todos.”

Al final, en lo más hondo, es nuestra integridad lo que nos salva, la piedra angular del futuro. Que lo haga mal todo el mundo duele y decepciona, y cuando es en cargo público cabrea e incluso indigna. Pero nunca puede ser excusa. Al final, nada de esto debe restar el valor del esfuerzo, honestidad, austeridad, solidaridad y justicia como valores sobre los que se construye una sociedad. Así que sigamos exigiendo la integridad de nuestros representantes, pero también por nuestro compromiso personal, pues sólo así, desde la opción y los valores individuales, podremos reconstruir una sociedad en que cada vez quedan menos estructuras en las que depositar la esperanza.

Gobernar requiere de servicio, es servir, y no servirse. Y aunque el desencanto y rabia es general, este país merece más. Y nosotros, como ciudadanos, también.

jueves, 9 de octubre de 2025

Dia 87, del viaje a la maratón de Valencia. Quizá por ahora no sea posible.

     Dia 87, del viaje a la maratón de Valencia.

¡Buenos días!


    Ayer por la mañana mientras corría se acababa de realizar una pintada en el carril bici dando una opinión sobre lo que debería de suceder en Oriente Medio, y me preocupé por la forma de reflexionar de algunas personas.

Y recordé casi inmediatamente el homenaje que se hizo al recientemente asesinado Charlie Kirk. En el mismo acto y ante una multitud de gente, dos personas hablaron y mostraron dos maneras muy diferentes de actuar ante la violencia.

Y es que las personas nos quedamos atónitas ante la violencia, mejor dicho, nos deberíamos de quedar atónitos, está claro que él que quiere asesinar o realizar un acto violento no lo ve de esa manera. Pero a mí, lo que más me preocupa, y lo digo de un modo intencionadamente paradójico, no es tanto la violencia de este momento sino el odio y el rencor que genera.

Veamos, en ese acto la viuda de Charlie Kirk se refirió a las palabras de Cristo en el Gólgota: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” y a continuación perdonaba al asesino de su marido. Después habló el presidente americano y aunque pidió excusas por contradecir a la viuda, dijo: “Odio a mis oponentes y no deseo lo mejor para ellos”.

Las palabras de la viuda emocionan, pueden parecer cursis en esta época que estamos viviendo, pero para decirlas hay que asumir una misión yo diría que sobrehumana, sin embargo, las palabras del presidente eran más “humanas”, pues, en efecto, la reacción “natural” ante quien nos ataca o nos perjudica y mucho más ante quien nos mata a una persona querida es el odio, que es para empezar una respuesta instintiva y lo peor es que después de ese acto automático puede ser razonada y llegar a pensar que es plenamente lógica. Responder al odio con amor, perdonando, se trata en cambio de una respuesta de naturaleza sobrenatural, que sólo se puede adoptar venciendo el instinto y contrariando la lógica. Es una respuesta que exige la ayuda de la gracia divina, pues es demasiado laboriosa para las limitaciones de la naturaleza humana.

Y, aquí nos encontramos con el meollo de la cuestión, ese: “amar al enemigo” del Sermón de la Montaña que es una de las bases de nuestra moral cristiana. Que no es lo mismo que predicaba Confucio ni Buda e incluso la ley mosaica que nunca había extendido el amor al prójimo a los enemigos.

Por supuesto, amar al enemigo no significa amar la injusticia que el enemigo ha cometido. Y, desde luego, amar al enemigo y perdonar el daño que nos ha infligido no significa anular la exigencia de reparación.

Si amar al enemigo es un trabajo penoso que exige mucha entereza y negación de nuestros instintos, renunciar a una parte de nosotros y soportar el dolor que conlleva darlo, el odio en cambio es algo básico y facilísimo. Sin duda, el odio es una reacción mucho más “natural” que el amor, mucho más directa, que no exige ningún esfuerzo, que no necesita enfrentarse a nuestros instintos ni corregir la lógica; y, en unos tiempos tan despreciables como los que ahora estamos viviendo, es una pasión infinitamente más gratificante.

La cuestión que es que no basta con ser sólo justos, sino que hay que ser inmensamente caritativos para amar al enemigo; sin embargo, para odiarlo ni siquiera hay que ser justo, no es necesario, basta con ser justiciero y un matón.

En fin, lo único que puede mejorar el mundo, cambiándolo, se encuentra en las palabras estremecedoras y dolientes de la viuda de Kirk; las palabras pintadas en el carril bici sólo resumen la miseria humana de siempre que se fortalece irritando la miseria del prójimo; y envueltas, para más inri, en el orgullo del fanfarrón.

Las muertes y las agresiones está claro que deben detenerse, pero con los fanáticos no creo que se pueda hablar. La cuestión es que la fuerza, por sí sola no resuelve el problema. Hay que pensar no sólo en cómo detener a los violentos, sino también en qué hacer después.

Nuestra moral sobre el perdón pienso que puede ser la solución, pero no sé cómo se puede realizar en este momento. Quizá por ahora no sea posible. No puede hablarse de justicia sin hablar de perdón. Pero quizás este, repito, no es el momento. Hay que esperar en silencio.

Cuando hay gritos es imposible escuchar al que habla. Hay un momento para todo, dice el Eclesiastés, pero en este tiempo de tan gran mal y dolor, es difícil hablar de perdón. Pero debemos mantener la perspectiva, esa es nuestra tarea.

miércoles, 8 de octubre de 2025

Dia 86, del viaje a la maratón de Valencia. La Europa que puede ser

     Dia 86, del viaje a la maratón de Valencia.

¡Buenos días! 



Si miramos todo lo que sucede a nuestro alrededor no es difícil pensar que el mundo no es que esté cambiando, sino que ha cambiado, sí, ha cambiado, no es el mismo de hace unas décadas. 

Y como europeo que soy, y que me siento, siempre he pensado en las ventajas de ser y sentirse europeo, creo que Europa es lo que tengamos el valor de hacer posible los europeos, todos los europeos.

Si miro hacia Estados Unidos veo que nuestra relación es más complicada que antes, la guerra en Ucrania nos está mostrando cuan dependientes somos de Rusia, la situación en Gaza nos muestra cuanto necesitamos una Europa más fuerte que pueda promover la paz, y es que la fuerza económica de nuestra vieja Europa y nuestro poder político ya no bastan para garantizarnos el que sigamos siendo un líder global.

Ya sé que Europa aún no está definida. No está completa. Pero el destino de este proyecto que me atrevo a considerar único ahora mismo en el mundo depende de cada uno de nosotros. Por eso hay que creer en Europa, luchar por ella, no rendirse ante cualquier dificultad y no subestimar todo lo que podamos llegar a ser y representar.

Conformarse en cómo estamos ahora los europeos es de alguna manera rendirse, significa dejar a Europa fuera de todas las decisiones importantes, y Europa nunca ha sido hasta ahora una espectadora en el mundo, y no debemos acostumbrarnos nunca a serlo. Somos referentes. Solo hay que tener el valor de tomar las decisiones necesarias.   

Ahora es el momento de olvidarnos de ver a Europa como es y empezar a trabajar en la Europa que puede llegar a ser, el mundo está cambiando rápidamente y nosotros debemos hacerlo igualmente.

Yo solo veo dos caminos: un camino que nos lleve a un cambio rápido y valiente u otro camino más lento y tranquilo pero doloroso que nos llevará hacia la irrelevancia. Mi opción es el primero, el que nos debe llevar a cambiar. Sé que no va a ser fácil ya que eso va a implicar hacer algunos sacrificios.

Unos sacrificios que como en la mayoría de las ocasiones implica hacernos preguntas difíciles, cuyas respuestas es necesario responder: ¿quiero que mi país sea capaz de defenderse? ¿Quiero realmente integrar mi economía y desbloquear el gran potencial que tenemos? ¿Quiero apoyar a nuestras empresas, a nuestros emprendedores? ¿Quiero garantizar nuestro modelo de libre empresa y de redes de protección social?

Si en realidad eso es lo que quiero, entonces, yo solo veo una respuesta: Europa. No está Europa sino la Europa que puede ser. La Europa que debemos empezar a construir.

Es verdad que nos estamos enfrentando a desafíos impensables hace años, pero son reales, y estamos comprobando que para responder a ellos Europa debe cambiar. Si no somos líderes, seremos seguidores. Hay que ser más ágiles, más rápidos, más justos, ser capaces de dar respuestas concretas a las personas, saber aprovechar al máximo todas las herramientas que tenemos y tener la fuerza para crear otras nuevas cuando todavía no las tenemos. Todo lo anterior, lo que quiere decir es que las cosas no pueden continuar como ahora, tenemos que reconocer que con lo que nos sentíamos cómodos y que garantizó todos los cambios que hemos alcanzado hasta ahora, ya no es suficiente.

La política y nuestros políticos parece que saben que hay que cambiar, pero pocos están realmente dispuestos a hacerlo, y es que el coraje es una palabra que no se usa mucha en nuestra política.

Si repasamos nuestra historia vemos que por naturaleza los europeos somos innovadores, constructores, emprendedores, que nos gusta crear y siempre aspiramos a la excelencia. Lo que nos ha hecho ser una avanzadilla del progreso global y de las revoluciones industriales. Hemos creado arte, cultura, empresas y hemos sido capaces de llevar a generaciones de la guerra y la pobreza a la prosperidad. Y los españoles sabemos mucho de eso.  

En definitiva, si como europeos queremos la paz, debemos protegerla. Si queremos el crecimiento, debemos hacerlo posible. Si queremos la confianza, debemos merecerla. Y si queremos liderar, entonces debemos cambiar – con leyes más inteligentes, políticas más coherentes y el valor de actuar.

lunes, 6 de octubre de 2025

Dia 84, del viaje a la maratón de Valencia. La incertidumbre.

     Dia 84, del viaje a la maratón de Valencia.

¡Buenos días!


        Después de muchos meses, para ser sincero creo que demasiados, ayer corrí camino de la maratón de Valencia la media maratón del Kaki en la Alcudia. Y estuvo bien, mejor que bien puesto que la pude terminar con un tiempo inferior a lo que pensaba, solo con recordar que en los tres últimos años por estas fechas no me atrevía con una media maratón me hace estar más animado y con un poco más de seguridad de cara a la maratón.

No nos tiene que sorprender que a pesar de la buena impresión que he sentido al terminarla el resultado de la maratón es incierto. No se puede saber muy bien qué es lo que vendrá en estas nueve semanas que aún quedan de entrenamiento.

La maratón y sobre todo su entrenamiento pone de manifiesto una gran verdad sobre el mundo de la carrera a pie: nuestra vulnerabilidad. Que ningún entrenamiento es capaz de asegurar nuestro éxito.

El saberse vulnerable nos puede llevar aun situación de miedo que debemos aprovechar como el motor que nos debe llevar a ser mejores corredores. Justo antes de cada maratón, la incertidumbre emerge como la única seguridad. Todo corredor tiene que recordar que todo es incierto, lo que le descubrirá una nueva manera de entender los entrenamientos para una carrera. Cuidando su alimentación, protegiéndose de la infecciones y enfermedades, de las lesiones, porque, en realidad, lo único que verdaderamente tiene es a sí mismo y a su libertad para cuidarse.

La incertidumbre es lo único seguro que siempre hemos tenido los maratonianos. Aunque suene paradójico, es la única certeza, la tierra sobre la que tienen que transitar nuestros entrenamientos y proyectos.

domingo, 5 de octubre de 2025

Dia 83, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Por qué no?

     Dia 83, del viaje a la maratón de Valencia

¡Buenos días!



Una de las consecuencias de escribir en un blog e intentar hacerlo de hábitos y cosas objetivamente buenas, es que nos guste o no, nos podemos convertir en espejos en los que alguien se puede mirar, aunque no seamos conscientes.

Esa entrada de ayer sobre cómo actuar en política puede ser la chispa para que otro decida actuar de esa manera. Hay que reconocer que toda persona lleva dentro un mecanismo personal y muy potente, que no se alimenta de ningún combustible sólido. Su alimento es un orgullo mal entendido que nos empuja a preguntarnos: “Si él puede, ¡por qué yo no?”. Y entonces alguien puede levantarse y empezar a preparar una maratón o un viaje en bicicleta. Mis hábitos, mi vida, sin darme cuenta, pueden ser la chispa que encienda la motivación de los demás.

Y, es que disfrutar de lo que hacemos es contagioso. Y lo he comprobado personalmente. Cuando un corredor me ve emocionarme al cruzar la meta de una maratón le puede picar la curiosidad de saber qué me emociona tanto. Puedo afirmar que: una emoción no solo se transmite, se contagia.

De la fuerza que tiene un ejemplo y del poder de contagio se desprende que está bien compartir los hábitos buenos que nos fortalecen, nos hacen sentir bien y nos motivan. Hablar de un viaje que nos hizo felices, hablar de esa opción que nos ayudó a superar un momento difícil y, sobre todo, por encima de todo, compartir lo que sucede cuando reflexionamos, y que a pesar de que nuestros problemas puedan seguir exactamente igual, nuestra fuerza interior y la manera de enfrentarlos ha cambiado. Tenemos una verdadera obligación moral de transmitir, contagiar, con sencillez, este gozo a quienes nos rodean.

¿Por qué no?

sábado, 4 de octubre de 2025

Dia 82, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Cómo debo actuar en política?

     Dia 82, del viaje a la maratón de Valencia.   

¡Buenos días! 



En muchas ocasiones, en mi quehacer diario mis opiniones e ideas pueden chocar con otras formas de ver la vida. Entonces, me veo obligado a tener que contar con ellas, o, dicho de otro modo, a contar con la realidad.

A veces esta presencia de otras ideas conduce a tener que realizar un esfuerzo, una adaptación e incluso un enfrentamiento por defender mi manera de ver las cosas, según cuál sea la realidad y el momento en el que me encuentre.  

Por ejemplo, cuando miro el espectro político, tengo que contar con la gran cantidad de ideas y propuestas, representadas por los diferentes y, a veces, distantes partidos y, por eso, muchas veces no es posible en estos terrenos que mis ideales se puedan llegar a realizar totalmente. En política hay que respetar las posiciones del otro y, a veces, hay que negociar con propuestas diferentes a las que uno defiende. Soy consciente de que mi propuesta moral es una más en el concierto de aportaciones a una sociedad abierta, libre y compleja. ¿Cómo se hace entonces para llevarla a término?

Dicho de otra manera: ¿cómo debo actuar en política? Indudablemente, buscando el bien y aponiéndome al mal. Pero, a veces, en las condiciones inevitables de este mundo, me veré forzado a buscar maneras para que lo que este mal no se haga dueño de la situación. Es como en el campo donde crecen el trigo y la cizaña. El dueño del campo les deja crecer, a la espera del momento oportuno de separarlos y de quemar la cizaña. Mientras tanto, tienen que convivir el trigo y la cizaña. Por eso, la presencia de mis ideas se debe de realizar en ocasiones de forma parcial. Esto se traduce de muchas maneras: mal menor, objeción de conciencia, o bien posible.

En mi libertad y en mi conciencia, debo valorar, por ejemplo, a qué partido votar teniendo en cuenta la realidad del momento, las posibilidades limitadas del bien en un momento concreto. Mi bien deseable o el bien mejor puede no ser posible en una situación enredada. Buscar mi bien ideal puede ser un modo de perder el bien posible y encontrarme con un mal mayor.

Es la tentación de los fundamentalismos. De ahí la necesidad de analizar bien los signos de los tiempos, porque este buen análisis me ayuda a entender y aplicar mis principios en el aquí y ahora concreto de una situación.