“-El amanecer no está lejos- dijo
Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
Muchos comentarios me han
llegado después del “Buenos Días” de ayer, y es que lo queramos o no vivimos en
una civilización de jóvenes en la que se teme a la vejez y se evita cualquiera
de sus representaciones. No obstante, el número de viejos no cesa de crecer y
la proporción de jóvenes sigue disminuyendo.
Ahora en mi balcón volvemos a
estar por debajo de los 20 grados, para ser exacto tenemos 19,1 grados, parece
que vamos a disfrutar de un hermoso día, un día que espero no este lleno de
contradicciones, contradicciones que si que existen cuando nos referimos a los
viejos, por ejemplo, nos quejamos de que ha desaparecido el respeto al viejo y nunca se ha hecho tanto
para hacerle feliz. Pero por otro lado se le separa de la vida por medio de
sistemas diferentes, uno de los cuales es la jubilación.
Me llama también la atención
que tampoco gusta hoy la palabra “viejo”, que parece deprimente, ¿no os parece?
Se habla por ejemplo de “personas mayores” y en ciertos ambientes donde se les
organizan actividades se les denomina “tercera edad”.
Pero, para continuar con este
tema habríamos que preguntarnos; ¿qué es un viejo? ¿Implica este término que la
vida se ha acabado?, ¿será por esto por lo que reaccionamos contra esa palabra?,
¿por qué cuando se habla de septuagenario, de un octogenario, nos viene a la
mente el calificativo de “pobre”? Un pobre septuagenario, un pobre octogenario…
Como veis muchas preguntas que
se podrían contestar en un momento como por ejemplo; que uno tiene la edad de
sus arterias. Pero no quiero agotar tan pronto un tema tan interesante.
Feliz y Dulce Día.
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