“-El amanecer no está lejos- dijo
Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
Ayer me encontré con el epitafio
que se dice que está en la tumba de Groucho Marx y que es de un humor sublime:
Disculpe que no me levante. Pero antes de continuar os daré la noticia de la
temperatura en mi balcón, que no es otra que de 20,2 grados.
Lo leí, mientras dejaba pasar
el tiempo en compañía de un café hasta que el reloj me recordara la necesidad
de ir a correr, y me dije que existen muchos tipos de humor, como muchos son
los humores o temperamentos humanos y muchos los aspectos de la vida, y llegue
a la conclusión que sólo una clase de humor es digna del hombre: la que nace de
la profunda convicción del destino bueno de la vida.
Y es verdad, si no sentimos
que nuestra vida sirve para algo, en nuestro estado de animo habrá burla, mofa,
grosería, desahogo…, pero no humor. El auténtico humor, el que está encerrado
en la expresión tener sentido del humor, pienso que nace de la alegría de vivir
y de la gratitud por el don de la vida, porque se reconoce que ésta es bella,
buena y verdadera.
No se si me entendéis, no os veo
las caras en este momento, pero la vida es muy dura y dolorosa en multitud de
ocasiones, pero si la última palabra sobre ella es saber que nuestra existencia
sirve para algo bueno, es posible sonreír ante cualquier situación, y hacer sonreír
a los demás, de un modo que hace a los hombres más humanos. De aquí nace ese
sentido del humor que quita tensiones poniendo las cosas en su sitio, es decir,
poniendo en evidencia la pobreza de miras de quien, ante la presencia del Bien
con mayúscula, se deja abatir por la ausencia de bienes con minúscula.
Esto me debería de llevar a
mostraros lo que entiendo como ese “Bien”
en mayúscula, pero es lunes y tengo muchos entrenamientos que preparar y mucho
que hacer hasta que termine el día, tal vez mañana pueda volver sobre este
tema.
Feliz y Dulce Día.
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