“-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá
de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo
Aragon.”
“El señor de los anillos”.
J.R. Tolkien.
El papel es muy sufrido,
apuntado en la agenda está, ahora falta poder cumplir todo lo que hay en la
agenda que es lo complicado. En este momento en mi balcón la muy agradable
temperatura de 19,3 grados y la esperanza que el día sea interesante.
Ya sabéis que con la edad se
va perdiendo la memoria por eso son importantes las agendas, podríamos decir
entonces que la perdida de memoria es definición de viejo, ¡verdad que no!,
pues tampoco lo es entonces aquel cuya vida está acabada.
Acabada en el sentido de que
no sirve para nada no en el sentido de que esta acabada del todo, pues cuando
llega el fin se dice que ha muerto. Sin embargo el viejo ya no será capaz de
ejercer una actividad social y muchas veces tampoco de gobernar su vida. Esto
es lo que simboliza el retiro: una muerte anticipada. Jubilar a una persona es
decirle: “Está usted socialmente muerto, no nos sirve usted para más; le
daremos medios para que viva sin hacer nada”. Se puede llegar a la conclusión
que los jubilados tengan la impresión de que han llegado a la decadencia.
Si observáis un poco cuando se
habla de “viejos” en bloque como una
categoría pensamos en aquellos que ya no son capaces de ninguna actividad. Ya
se que a algunos mayores siguen activos y todo el mundo les admira y se habla
de ellos. Sin embargo es raro que ejerzan una actividad nueva, generalmente
continúan la que tuvieron antes.
Siguen; se dice que “resisten”.
No se suele cambiar de oficio a los setenta u ochenta años. Aunque yo no
quisiera seguir este camino, que es más un problema social, sino insistir en el
problema moral.
Feliz y Dulce Día.
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