“El ojo corporal, que es el órgano para ver los objetos materiales, se
nos da por naturaleza. El ojo de la mente, cuyo objeto es la verdad, es obra de
la disciplina y el hábito”. J. H. Newman.
Me llama la atención con que
facilidad se infringe cualquier clase de norma o ley ya sea moral o de
cualquier otra clase, y, siempre resulta problemático hablar o escribir de algo
que se aparta de lo que es recto y justo o que falta a lo que es debido.
Creo que alguna vez ya habré
dicho que siempre que se infringe una norma significa que existe una
separación, existe una ruptura entre nosotros y lo que sabemos que esta bien. Lo
que se viene denominando actuar en contra de nuestra conciencia. Que nos esta
sucediendo para que con tanta facilidad nos olvidemos de actuar según nuestra
conciencia, según mi opinión lo que hacemos es que intentamos negar la realidad
de lo que esta bien aún sabiendo que estamos actuando mal.
Voy a poner un ejemplo que nos
explicara lo que quiero dar a entender, lo leí hace tiempo en algún sitio que
no logro concretar ahora. Decía más o menos así: Vamos por la calle y nos
encontramos a un hombre que se encuentra despellejando vivo a un gato. Una
persona normal que se encuentre en esta situación sacará una de estas dos
conclusiones; o bien que Dios no existe pues permite esta barbaridad, o bien
que en ese momento la unión entre Dios y el hombre no existe. En otras palabras
cualquier persona llegara a la conclusión que despellejar a un gato vivo es una
barbaridad o sea que es un acto malo, crea en un ser superior o no.
Sea como fuese en esta
situación no habría problema, despellejar a un gato vivo es un acto reprobable
que merece nuestra reprobación. Pero la nueva moral que se está imponiendo esquiva
este dilema. No se molesta en negar la existencia de lo que es moralmente bueno
ni la existencia de lo que moralmente esta mal. Niega la existencia del gato.
Comprendéis, lo que esta
sucediendo, para no discutir si moralmente un acto esta bien o esta mal
simplemente la moral moderna evita ambas conclusiones y simplemente se olvida
del gato.
Y, aunque ha mucha gente le
parece que el problema está solucionado al no querer debatir lo que está bien y
lo que está mal, pues cada uno puede actuar según su conciencia la realidad es que
el gato existe.
Ahora, aplicad este ejemplo a
muchas de las polémicas que nos encontramos y veréis con qué facilidad nos olvidamos
del gato.
Feliz y Dulce Día.
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