viernes, 19 de octubre de 2018

Viernes 19 de octubre de 2018.

“El ojo corporal, que es el órgano para ver los objetos materiales, se nos da por naturaleza. El ojo de la mente, cuyo objeto es la verdad, es obra de la disciplina y el hábito”. J. H. Newman. 


Me llama la atención con que facilidad se infringe cualquier clase de norma o ley ya sea moral o de cualquier otra clase, y, siempre resulta problemático hablar o escribir de algo que se aparta de lo que es recto y justo o que falta a lo que es debido.
Creo que alguna vez ya habré dicho que siempre que se infringe una norma significa que existe una separación, existe una ruptura entre nosotros y lo que sabemos que esta bien. Lo que se viene denominando actuar en contra de nuestra conciencia. Que nos esta sucediendo para que con tanta facilidad nos olvidemos de actuar según nuestra conciencia, según mi opinión lo que hacemos es que intentamos negar la realidad de lo que esta bien aún sabiendo que estamos actuando mal.
Voy a poner un ejemplo que nos explicara lo que quiero dar a entender, lo leí hace tiempo en algún sitio que no logro concretar ahora. Decía más o menos así: Vamos por la calle y nos encontramos a un hombre que se encuentra despellejando vivo a un gato. Una persona normal que se encuentre en esta situación sacará una de estas dos conclusiones; o bien que Dios no existe pues permite esta barbaridad, o bien que en ese momento la unión entre Dios y el hombre no existe. En otras palabras cualquier persona llegara a la conclusión que despellejar a un gato vivo es una barbaridad o sea que es un acto malo, crea en un ser superior o no.
Sea como fuese en esta situación no habría problema, despellejar a un gato vivo es un acto reprobable que merece nuestra reprobación. Pero la nueva moral que se está imponiendo esquiva este dilema. No se molesta en negar la existencia de lo que es moralmente bueno ni la existencia de lo que moralmente esta mal. Niega la existencia del gato.
Comprendéis, lo que esta sucediendo, para no discutir si moralmente un acto esta bien o esta mal simplemente la moral moderna evita ambas conclusiones y simplemente se olvida del gato.
Y, aunque ha mucha gente le parece que el problema está solucionado al no querer debatir lo que está bien y lo que está mal, pues cada uno puede actuar según su conciencia la realidad es que el gato existe.
Ahora, aplicad este ejemplo a muchas de las polémicas que nos encontramos y veréis con qué facilidad nos olvidamos del gato.

Feliz y Dulce Día.

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