miércoles, 24 de octubre de 2018

Miércoles 24 de octubre de 2018.

“El ojo corporal, que es el órgano para ver los objetos materiales, se nos da por naturaleza. El ojo de la mente, cuyo objeto es la verdad, es obra de la disciplina y el hábito”. J. H. Newman. 


Parece ser que hoy vamos a tener un día menos complicado, de momento a las 08:20 horas vamos a ver amanecer y es casi seguro que el sol nos alumbrara hasta las 19:10 horas, tenemos también una agradable temperatura en mí balcón de 16,6 grados y casi la seguridad de que va a ser un buen día.
Volviendo al tema de ayer; el motivo por el que defiendo tantas veces a esa “Iglesia Católica corrupta y llena de delitos” es, porque los católicos aceptamos que es así; también que lamentamos que sea así; y porque estamos intentando hacer algo para arreglarlo.
La Iglesia puede ser corrupta y estar llena de delitos, pero la Iglesia Católica también es la única institución que puede hacer algo al respecto. Claro está que la Iglesia Católica está llena de pecadores del mismo modo que un hospital está lleno de enfermos. 
Tenemos que tener en cuenta que la Iglesia Católica no llama a los que cumplen las normas morales y de conducta, sino a los pecadores para que se arrepientan, y por ser esto así, deberíamos esperar que sean los pecadores los que respondan a la llamada, que entren y pregunten qué se necesita para que las cosas mejoren.
No estamos contentos con el delito, el pecado y la corrupción que hay en la Iglesia católica, pero no podemos imaginar ninguna otra iglesia distinta.  Los católicos somos una obra que se esta construyendo y los que reconocemos que somos pecadores nos sentimos cómodos con las otras personas que también continúan trabajando en ello.  Entonces, no me preocupa realmente si la Iglesia Católica está llena de delitos y corrupción y de una buena cantidad de pecadores, sino que me hace sentir cómodo.
Los que me preocupan son aquellos que tienen pretensiones de superioridad moral y que culpan a la Iglesia por eso.  ¿Piensan realmente que son mejores que los demás?  Esas son las personas que me incomodan y no los tristes pecadores que se sientan en los bancos de la Iglesia semana tras semana.  Al menos ellos saben que necesitan ayuda.  ¿Y los que piensan que no necesitan ayuda?  Sí, esos son los que me preocupan.
Tal vez haya que estar en la cima de la vida, tal vez los años son los que permiten ver las cosas de esta manera, pues ya hemos subido por muchos caminos, muchas veces complicados, y poco a poco hemos ido avanzando hasta llegar a la madurez y como el alpinista que ha llegado a la cumbre, volvemos la vista y contemplamos la vida de manera distinta.

Feliz y Dulce Día.

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