miércoles, 31 de octubre de 2018

Miércoles 31 de octubre de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien). 


Nos amanecerá dentro de muy pocos minutos, para ser exactos a las 07:27 horas y el crepúsculo será a las 18:01 horas, y además, ahora en mi balcón hay una temperatura de 12,4 grados y parece ser que vamos a tener un buen día.
A media mañana iré al cementerio a limpiar y poner flores en las lapidas de mis abuelos y de mis padres, pues tenemos encima dos fechas importantes, el 1 y el 2 de noviembre. El día uno celebramos la solemnidad de Todos los Santos y el día dos el recuerdo de los fieles difuntos.
Puede parecernos complicado hablar de la muerte, pero hablar de la muerte es en definitiva hablar de la vida, lo es al menos para los católicos. Para los cristianos el momento de la muerte es considerado el día en que el cristiano nace a la vida verdadera. Ya se que ahora se esta perdiendo de vista lo que significa verdaderamente la muerte, que se ve como una maldición y que no se quiere mirar más allá.
Se que nos apoyamos en nuestra inteligencia para buscar todos los medios posibles para corregir este mal que inevitablemente está presente, pero lo que en realidad estamos haciendo es huir del sufrimiento que representa aceptar esta dura realidad, porque en el fondo sabemos que tenemos un final y esto nos consume más que la misma muerte. Por eso muchas personas buscan la llamada «muerte digna, sin dolor», que no es otra cosa que el suicidio llamado “eutanasia”.
Sin embargo, la muerte cristiana tiene otro sentido, tiene un sentido positivo, que es el que ilumina la conmemoración de estos días, ya se que tal vez sea un día triste para muchos, sobre todo para los que no esperan nada más allá de la muerte. Para ellos la muerte deja un vacío y un sinsentido difíciles de consolar.
Feliz y Dulce Día.

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