“El ojo corporal, que es el órgano para ver los objetos materiales, se
nos da por naturaleza. El ojo de la mente, cuyo objeto es la verdad, es obra de
la disciplina y el hábito”. J. H. Newman.
Estoy mirando la temperatura
ahora en mí balcón y además estoy intentando vislumbrar el cielo y no puedo asegurar
como se va ha desarrollar el día, se que el sol saldrá a las 08:19 horas, que
tenemos ahora una temperatura de 18,9 grados y que el sol se esconderá a las
19:11, ahora bien, no se si lo vamos a ver durante el día. Un día confuso, pues
adivino algunas nubes y una sensación de humedad muy alta.
Me he dado cuenta estos días
de que a pesar de que Europa o mejor dicho la cultura de Occidente es la unión
del cristianismo, la filosofía griega y el derecho romano, a los que hay que añadir la Ilustración y la democracia liberal, existe un fuerte interés en
reemplazar los valores cristianos de Europa.
Y digo esto por esta ola
anti-católica que estoy viendo a mí alrededor y que siempre recurre a los
mismos ataques, y uno a veces se cansa de rebatirlos, que es “corrupta, inmoral
y llena de delitos” y es que nadie se detiene a pensar que ningún católico
entendido discute que haya inmoralidad, delitos y corrupción en la Iglesia
Católica. Lo hemos sabido siempre.
Claro que hay indecencia,
corrupción y delito en la Iglesia Católica. ¿Qué se espera de la Iglesia? ¿Una
secta implacable de blancos hacedores de buenas obras, sonrientes, bien
peinados, bien vestidos, repartiendo folletos del Evangelio? ¿Qué se espera? ¿Un grupo de agradables
ancianas que administran un comedor de beneficencia? ¿Qué esperaban? ¿Un grupo de activistas
sinceros que bregan por un mundo políticamente más correcto para todas las personas
por las que se debería sentir lástima?
Seguramente encontrarán grupos de hacedores de buenas obras como esos,
pero no será la Iglesia Católica, sino más bien una suerte de secta aterradora
en la que no querrían participar si tuvieran la oportunidad.
La Iglesia Católica no es así,
en ella se encuentran, como en todos los sitios, a los buenos y a los malos
todos mezclados. Se encuentra la alegría y la pena, al pecador y al santo, y
¿acaso no es eso lo que esperarían encontrar si estuvieran en la búsqueda de
una religión auténtica? ¿No es eso lo que encuentran cuando leen la historia de
la humanidad? ¿No es eso lo que encuentran cuando se miran al espejo?
Entonces, no me preocupa
realmente si la Iglesia católica está llena de delitos y corrupción y de una
buena cantidad de pecadores, sino que me hace sentir que estoy como en mí casa.
Claro que lamento estos
problemas, pero mañana ya os diré las razones que tengo para defender a la
Iglesia Católica.
Feliz y Dulce Día.
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