martes, 2 de octubre de 2018

Martes 2 de octubre de 2018.

 “-El amanecer no está lejos- dijo Gamelin-. Pero la luz del día no habrá de ayudarnos, me temo.
-Sin embargo, el amanecer es siempre una esperanza para el hombre- dijo Aragon.”
“El señor de los anillos”. J.R. Tolkien. 


Me estoy dando cuenta que para leer noticias de nuestra vida real tengo que darle varias veces a la ruedecilla del “ratón” para ir bajando en las webs de los periódicos, en cambio si que puedo leer con intensidad una gran cantidad de noticias sobre presuntas irregularidades cometidas por nuestros políticos y que ninguna de ellas constitutiva de delito.  
Los periodistas no cesan de buscar día tras día cualquier incorrección cometida en algún momento de su pasado por un político, y la oposición exige dimisiones hasta que aparece, a las pocas horas, el siguiente caso.
Por cierto, una noticia de la vida real: en mi balcón ahora 18,3 grados, ya se que esto no es política pero tampoco la hace el Gobierno, que no tiene apoyo parlamentario para hacerla, ni la hace la oposición que solo alimenta la polarización a la espera de que la caída de Sánchez sea inminente. Ya se que Sánchez arde en su propia hoguera de inalcanzable integridad. Para comprender la situación es necesario recordar cómo el socialista llegó al Gobierno.
Sánchez llegó hace tres meses a la Moncloa montado en el caballo de una regeneración que ahora le patea. No quiso distinguir grados en la corrupción, casos investigados de casos sentenciados. Delitos de cosas feas.
Los partidos políticos lo invaden todo incluso la percepción moral de la opinión pública o publicada. Es necesario que haya limpieza en la política, pero el hecho de que esa limpieza no se distinga de una honradez imposible es prueba de que la vida pública está dominada por una gran distracción.
Haber convertido una mala tesis del presidente del Gobierno en el centro del debate público durante semanas es síntoma de una anomalía: la vida política está alejada de un país que necesita urgentes reformas.
En la España real hay un proyecto de secesión de Cataluña, una generación entera que duda de su futuro (con el suicido como mayor causa de muerte) y que en gran medida no cree en el sistema constitucional, un cambio en el ciclo de los tipos de interés, un mercado laboral ineficiente y el reto de una pluralidad creciente sin unos criterios bien establecidos. En la España real hay una sociedad en marcha que es colonizada por una agenda cada vez más distante y que tiene nostalgia de la política.

Feliz y Dulce Día.

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