¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
Pues si, ¡Buenos días!, ayer
me pase toda la tarde durmiendo, supongo que no debe ser la mejor forma de
pasar una tarde de domingo pero lo necesitaba, si algo sucedió en el mundo que
necesitara de mi colaboración desde luego sucedió sin ella.
Si, lo se, ya se que se dice
que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, y que si eso verdad, he
dormido ya más de veinte años, que visto así no solo parecen si no que son
muchos, tal vez demasiados.
Lo que pasa es que cuando
dormimos el cerebro consolida los recuerdos y todo lo que hemos aprendido
durante las horas que hemos estado despiertos, y mirándolo de esta forma esos veinte
años me deben de haber servido, espero, que para algo.
Ahora me vienen a la memoria
los refranes como: “lección dormida, lección aprendida” o “consúltalo con la
almohada”.
Y claro, como tampoco podía
ser de otra manera me vienen también esa parte de Hamlet que escribió William
Shakespeare: ¡Morir…, dormir, no más! ¡Y
pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales
conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término
devotamente apetecible!
¡Morir…, dormir! ¡Dormir!… ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el problema!
¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir
en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la
vida! ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio!…..
En fin, siempre grande
Shakespeare.
Feliz y Dulce Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario