¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
No he dicho nada sobre el
último comunicado de ETA y pienso que es importante tomar posición sobre este
tema, debo dejar claro que por mi parte, ni una palabra de agradecimiento por
este comunicado que, por otra parte, me parece vergonzoso.
De seguro que ya habréis leído mucho sobre el tema pero quiero centrarme en una frase textual, abro comillas;
“ETA da por concluida toda su actividad política. No será más un agente que
manifieste posiciones políticas, promueva iniciativas o interpele a otros
actores”, cierro comillas.
¡Una banda criminal
autodenominándose agente político! Solo un deseo: que nunca más vuelva una
organización como esa. Y una palabra de solidaridad con todas sus víctimas y
las familias de las víctimas. Para todas las víctimas vivas mi deseo de que
puedan sanar sus heridas, mirando al futuro con serenidad, y tejiendo la paz
día a día.
La paz es una responsabilidad
de todos y cada uno, es fruto del amor. No es el resultado de pactos y
componendas. Los pactos, si se limitan a eso, a mutuas concesiones, pueden
conseguir una tregua, el cese de la actividad armada. La paz es algo más serio.
Nosotros debemos trabajar por
la paz. Pero sólo desde el amor recíproco, desde el perdón recíproco, desde la
capacidad recíproca de acoger al diferente y de respetarle en su diferencia,
puede haber paz verdadera y duradera. Si el amor y el perdón no son recíprocos,
la paz es frágil. Nosotros estamos llamados a dar pasos hacia la paz y el
perdón, en la esperanza de que esos pasos contagien a todos y se conviertan en
recíprocos.
Nuestro país necesita gente de
paz. Sobran intransigencias, posiciones no negociables, banderas sagradas,
reivindicaciones históricas. Nos hace falta capacidad para acoger, respetar,
comprender y convivir con el otro que no soy yo, que no piensa como yo. Porque
hay algo que nos une por encima de nuestras legítimas diferencias: la común
humanidad, que nos hace hermanos, miembros de una misma familia.
Feliz
y Dulce Día.
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