Martes 1 de mayo de 2018.
¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
No tenia ganas aún de meterme a
fondo con los temas de máxima actualidad ya que no tengo mucho tiempo estos días
para ir comentando todos vuestros comentarios, pero lo haré próximamente, a
menos que pasen de moda, cosa que por cierto suele suceder muchas veces.
Aunque un poco si que tengo
que decir, y es que ya tenemos a España, una parte de España, otra vez en la
calle. Esta vez para protestar por la sentencia de Navarra que condena a los
cinco responsables de una agresión sexual múltiple, no con el delito de
violación sino con el de abuso sexual. Ya estamos cuestionando otra vez a los
jueces y el sistema judicial, aunque la sentencia no sea firme.
La lectura de los hechos
probados es difícil de soportar para una sensibilidad sana. La barbarie, el
mal. Y ante el mal, más derecho, mejor derecho, leyes más duras, jueces
implacables. Se repite semana tras semana la misma reacción. El sobresalto es
continuo. ETA, que pide un perdón tramposo a sus víctimas que no deja de reivindicar
sus fechorías. Solución: que los terroristas se pudran en la cárcel.
Y para los responsables de
delitos atroces, cárcel de por vida. Porque la inmensa mayoría de los españoles,
ante el mal, ante el conflicto, quieren más dureza.
Y para resolver el conflicto
de una mitad de Cataluña que se quiere hacer independiente, en este caso el mal
de la fractura, solo Código Penal.
Estamos enfermos de derecho. Desarmados
ante la inmoralidad. Retrato de una gran incertidumbre.
Porque el mal es así, porque
fractura. A menos que, por algún milagro extraño, se pueda volver a usar la
razón cívica y se pueda empezar a hablar de algo más que de leyes. Las
preguntas son sencillas: ¿por qué aumentan los casos en los que una mujer es
convertida en objeto de presa?, ¿qué estamos haciendo mal?, ¿en qué falla
nuestro sistema educativo? No son preguntas para que unos contesten a otros. Son
preguntas para todos y cada uno. ¿Cómo se puede vivir cuando el daño parece
irreparable?
Las preguntas se silencian y
no hay conversación porque hemos creído todos que la democracia se sustentaba
exclusivamente en la tutela de los derechos por parte del Estado, en un Estado
que regulara bien el mercado, en un Estado que garantizara el bienestar. Eso es
lo objetivo.
Lo que nos hacer estar juntos
en una sociedad plural es subjetivo, pertenece al terreno de las emociones y de
las opiniones. ¿Acaso no tenemos todos los mismos deseos de justicia? ¿No
podemos iniciar una conversación seria sobre lo que satisface y no satisface ese deseo antes que
pedir a gritos más o menos condenas?
Feliz y Dulce Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario