martes, 29 de mayo de 2018

Martes 29 de mayo de 2018.

¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a la vez- dijo Bilbo.  (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)  


He recibido algunas criticas por lo que escribí ayer, no porque no pudiera ser cierto sino por la visión tan negativa que planteaba. Así que voy a intentar ponerle remedio, no a dar una solución pero si a ser un poco más optimista.
Lo que algunos de vosotros pensáis es que mirando este mundo parece que vivimos en el momento ideal para el diálogo. ¿Por qué ideal? Porque especuláis con que las actuales formas de comunicación y redes sociales nos permiten tener un diálogo, pero que existe sólo en nuestra mente. Somos capaces de decir nuestras ideas pero sin tener que esperar a que alguien reaccione ante ellas. Porque tenemos el poder de quedarnos sólo con las respuestas que nos gustan. Porque bienvenido el diálogo cuando coincidimos y de otra manera no nos interesa.
Lo más preocupante, lo que nos viene a demostrar esta nueva forma de “comunicación, es que parece que únicamente existen dos posturas para todos los aspectos de la vida, todo puede resumirse en estar a favor o en contra de algo, sí o no, blanco o negro. Dos únicas maneras de ver el mundo, opuestas e irreconciliables entre sí.
Y, si esto fuera así, la convivencia sería imposible. Y la política sería únicamente la institucionalización de la postura más fuerte en un determinado momento.
Es como si cada vez nos fuera más difícil encontrar puntos de acuerdo, se escucha sin tener la necesidad de responder, sin tratar de entender. Si partimos de que estamos bien y los que están en desacuerdo están mal, ¿realmente se puede buscar o siquiera hablar de un bien común?
Puede ser que la ilusión democrática nos haya llevado a pensar que las decisiones son sólo una cuestión de mayoría y que nuestro único deber es “tolerar” las ideas distintas. Puede ser que hayamos dejado a un lado otras virtudes democráticas como dialogar, conciliar, ceder, negociar.
En fin, voy a continuar con este martes.

Feliz y Dulce Día.

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