domingo, 20 de mayo de 2018

Domingo 20 de mayo de 2018.

¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a la vez- dijo Bilbo.  (El Hobbit, J.R.R. Tolkien) 


Hoy, no por ser domingo sino porque tengo prisa voy a ser breve. Ya se que es temprano pero es que no he podido dormir, ya sabéis, los nervios.
Es una lastima pues hay muchos temas interesantes de los que hablar, y muchas preguntas las que nos tenemos hacer y que deberíamos de hacer, aunque cuando hacemos las preguntas equivocadas podemos encontrarnos con respuestas inútiles o desorientadoras.
Hacer preguntas es también algo complicado pero hacérnoslas creo que lo es mucho más: cuando decidimos entrar en un club por ejemplo de corredores, solemos preguntarnos: ¿qué voy a ganar yo entrando en ese grupo? Si lo pensáis un poco, es un modo de preguntar: ¿cómo voy a aprovecharme?
Otro ejemplo muy socorrido, hay quien decide casarse desde presupuestos parecidos: ¿qué me va a dar el matrimonio? Entonces uno se casa por interés. La buena pregunta, cuando decido entrar en un club es: ¿cómo voy a contribuir yo al crecimiento de este club, a que sea un club mejor? Lo mismo cuando uno quiere casarse: ¿cómo voy a hacer feliz a mi pareja?
Si nuestras preguntas van dirigidas pensando en nosotros y en nuestros intereses, es una mala pregunta. La buena es preguntar lo que puedo hacer por el otro. Y entonces, paradójicamente, la respuesta a esta buena pregunta redunda no sólo en beneficio del otro, sino en mi propio beneficio.
Porque cuando ayudo a un corredor de mi club, favorezco el buen ambiente del grupo o trato de hacer feliz a mi pareja, el primero que gana soy yo, puesto que el buen ambiente y la felicidad del otro me enriquecen a mí, me hacen más sano, más solidario, más amante.
En fin, me voy.

Feliz y Dulce Día.

No hay comentarios: