martes, 16 de septiembre de 2025

Dia 64, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Camino del Cid o GT 20?

     Dia 64, del viaje a la maratón de Valencia.   



¡Buenos días!

Hasta el día de la maratón de Valencia debería de estar centrado en la carrera a pie, entrenando y dejar descansar por unos meses la idea de volver a realizar un viaje en bicicleta el año que viene, pero la mente no puede dejar de pensar, bueno la verdad es que si puede si la entretengo con alguna serie de televisión o la nublo con algún tipo de droga.

Vivimos tiempos en los que, con demasiada frecuencia, los compromisos personales solo valen lo que vale el emocionante instante de verse a uno mismo comprometiéndose, y colocarse ahora el compromiso de realizar un viaje a algún lugar ante testigos cargados de admiración y afecto puede ser uno de ellos.

Ahora está de moda el derecho a cambiar de opinión, al hilo de las circunstancias o los propios sentimientos, por encima de cualquier otra consideración que implique a otros; tiempos en los que se ve normal afirmar que uno tiene ese derecho y que no pasa nada.

Y eso, es una verdad a medias que hace urgente aprender a distinguir entre el legítimo derecho a evolucionar del mero vivir egocéntricamente, en una sucesión de pseudo decisiones que generan expectativas y las defraudan sin considerar las consecuencias, tanto para uno mismo como para los demás.

Siempre he oído decir que una persona vale lo que valen sus promesas. Ya sé que decir ahora que el año que viene pienso ir a un lugar o hacer tal ruta no es un gran compromiso ni una promesa que se tenga que cumplir si o si, pero hay que empezar y acostumbrarse a cumplir estos simples compromisos para cuando nos veamos ante los realmente importantes el hábito de pensar antes de hablar ya nos sea una cosa normal.

No hace mucho que nuestros abuelos se fiaban tanto de la palabra dada por una persona que eso estaba por encima de cualquier documento firmado; ser alguien “de palabra” era ser alguien fiable y responsable, honorable. Los que ya tenemos unos años empezamos a no concebir la felicidad sin compromiso con alguien, sin el tranquilizador espacio y estabilidad que traen la confianza en las mutuas promesas. Sí, “dar la palabra” es poder afirmar cuenta conmigo de modo confiable tanto en una relación como en un negocio o en cualquier otro proyecto compartido.

También sé que desdecirse nunca es un acto sencillo, por eso hay que poner mucho empeño en que las decisiones que uno toma en la vida lo estén con una densidad existencial tal, que no resulte fácil desdecirse porque sería traicionarse, romperse.

Pues bien, no voy ahora a comprometerme, pero sí que voy a dejar encima de la mesa dos posibles proyectos: el camino del Cid y la GT 20, la gran travesía de Córcega en bicicleta. Las voy a examinar bien, a deliberarlas, valoraré seriamente sus recorridos y desde el realismo de mi condición física a final de año me decidiré por una.

https://www.caminodelcid.org/

https://www.france.fr/es/articulo/gt20-gran-travesia-corcega-bicicleta/#1-de-bastia-a-porto-sobre-dos-ruedas-etapas-1-a-6-1

Es importante realizar ese esfuerzo para no perder algo tan esencialmente humano como es la capacidad de comprometerse, afrontando la decisión como un pacto con nosotros mismos que tiene a la Fidelidad en su centro.

Es importante decir que incumplir promesas y compromisos sí importa, y mucho, debería ser algo muy extraordinario y, al menos, tan compartido con los demás como cuando se hacen porque es algo que tiene consecuencias personales.

En fin, ya veremos a final de año.

https://www.instagram.com/vicent1956/?hl=es

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