miércoles, 17 de septiembre de 2025

Dia 65, del viaje a la maratón de Valencia. Mateo 5, 38-39

     Dia 65, del viaje a la maratón de Valencia.   

¡Buenos días!



Hay cuestiones en las que no nos gusta definirnos ni dar nuestra opinión porque nos suelen causar más dolores de cabeza que satisfacciones y creo que el problema que hemos vivido con la Vuelta a España es uno de ellos. Sin embargo, siempre resulta interesante hacer un esfuerzo y dar nuestra opinión a pesar del posible varapalo que nos puedan dar.

No hace falta que yo ahora explique la situación en Gaza, pues la situación y la postura de la inmensa mayoría de las personas es bastante clara al ver las imágenes y los datos que nos dan ambos bandos. De igual forma no creo que sea necesario recordar lo que se dice en Mateo 5, 38-39 sobre la Ley del Talión y que todos nosotros conocemos y sobre todo entendemos.

Sé lo polémico que es este tema y que tiene muchas aristas, no obstante, sabiendo todo esto, quiero centrarme en uno, en la utilización del ciclismo y del deporte en general como medio de protesta.

Aunque exista un gran componente de espectáculo en muchos acontecimientos deportivos con un gran alcance mediático, y la Vuelta es uno de ellos, yo entiendo el deporte como uno de los pocos lugares donde se puede orquestar un diálogo poniendo juntos a enemigos acérrimos. Todo deporte obliga a todos los participantes a cumplir un reglamento donde se ven tan solo como rivales. Y pienso que es bueno crear situaciones como una competición deportiva donde países enfrentados puedan mirarse a la cara sin tener necesariamente que odiarse.

Por eso pienso, desde mi sencilla forma de ver las cosas, que tal vez expulsar o querer quizás excluir a un deportista o a un equipo de una competición deportiva o cultural por las crueldades de su gobierno es siempre una oportunidad que hemos perdido -sea Israel, Rusia, Marruecos, China, EE.UU. o quién sea-, porque estamos dando más importancia a la cultura de la cancelación levantando muros que a una sana visión del deporte, que debe trascender estas diferencias. Al fin y al cabo, lo que estaríamos haciendo es dejar fuera a un colectivo arbitrariamente en base a un lugar de origen, y eso siempre es peligroso.

Tenemos bastantes ejemplos de lo que pasa cuando la ideología se adueña de la cultura, la religión y el deporte. Y en este caso vemos cómo lejos de pensar en el dolor de tantas personas de Oriente Próximo nos vemos obligados a tener que opinar sin saber muy bien qué decir teniendo que medir cada palabra. Y en este campo las ideologías nos van a ganar y nos van a dividir, y por tanto se llevan el gato al agua, ya estén a favor o en contra o sean muy legítimas las causas.

Basta ya de comprender el deporte como un mero espectáculo que se puede utilizar para transmitir nuestras ideologías y fomentemos un deporte donde todos quepan, también el que piensa distinto, porque eso es lo meritorio. De lo contrario gana el “ojo por ojo, diente por diente”, y en el deporte después del partido o la competición hay que dar la mano a nuestro rival y felicitar al ganador.

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