“Es puro sentimentalismo presentar un mundo lleno de felices matrimonios. Pero es mucho más tonto y sentimental presentar un mundo lleno de felices divorcios”. (G. K. Chesterton)
Día 60. 26 de julio de 2024.
Gerona --- Canet de Mar.
Distancia: 63,85 km.
Media: 16,2 km/h.
Desnivel positivo: 475 m
Pues bien, he llegado a los 60 días, podríamos
decir que dos meses, no es que sea un hecho muy digno de resaltar pero los días
se van acumulando y algunas personas pueden pensar que esa suma lo transforma en un gran viaje, cuando grande es
cada uno de esos 60 viajes.
Las preguntas aparecen rápidamente, ¿Lo
que estoy haciendo tiene un significado para mí? ¿Estoy haciendo algo que me
hace sentir que importo en el mundo? Preguntas que me planteo cuando busco la
felicidad. No hablo de estar contento en cada momento del viaje, porque eso es
imposible y todos tenemos días o semanas difíciles. Y no me voy a referir ni al
dinero ni a la fama para conseguir la felicidad, pues no es que sean malos,
pero veo a gente famosa y con dinero que es feliz y a otra que no lo es. Aunque
podemos estar de acuerdo en que más allá de un nivel en que nuestras
necesidades estén cubiertas , un aumento de nuestro ingresos no necesariamente
nos hará más felices. Aunque es verdad que vamos a estar más tranquilos.
Y es, que si lo pensamos un poco ser
pobre o ser rico nada significan en si mismos; ya que si nos situamos en una
tribu de África, es fácil que un rico sea el que tenga 50 vacas. Si nos
desplazamos ahora al desierto del Sáhara, se puede considerar rico al que posea
50 dromedarios. Por cierto, en esos lugares no suelen haber pobres ya que la
solidaridad de las tribus es muy superior a la que utilizamos los que nos
llamamos civilizados.
Puedo simplificar y decir; se podría
considerar rico, aquel que tiene casa propia, no tiene frio y tiene su cuerpo bien
alimentado, un trabajo que le gusta y, tiempo para su ocio y aficiones que le
satisfagan. Lo que sucede en nuestro mundo civilizado es que la riqueza es
insaciable de tal manera, que esa riqueza va creando pobreza para poder seguir creando
curiosamente más riqueza.
La vida sigue y seguirá con sus cosas
buenas y otras no tanto, pero siempre para ser realmente feliz hay que buscar
la felicidad no en la cantidad de dinero que se tenga, sino en la cantidad de
cosas que tenemos que no cambiaríamos por dinero.
Otra cosa curiosa es que vivimos con
sobreabundancia de muchas cosas. Tenemos tantos coches circulando que casi ya
no hay espacio para conducirlos. Tenemos tanta comida que en muchas partes de
occidente se sufre una especie de epidemia de obesidad. Hay tantas cosas para
comprar, para ver y hacer, que no encontramos tiempo para disfrutarlas.
¿Demasiado de todo? Eso que tenemos
ahora era la utopía de nuestros antepasados, que no tenían muchas esperanzas de
que se pudiera conseguir. ¿Entonces, por qué no somos claramente más felices? Tenemos
más cosas, anhelamos seguir teniendo otras nuevas, no será el momento de parar
y ¿disfrutar de lo que ya tenemos?
Parece claro, si queremos ser felices
deberemos atrevernos pues hemos nacido para cosas más grandes.
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