“La finalidad principal de la vida del hombre es mirar las cosas como si no las hubiese visto nunca”. (G. K. Chesterton)
Día 44. 10 de julio de 2024.
Rochefort --- Pons.
Distancia: 71,62 km.
Media: 15,05 km/h.
Desnivel positivo: 511 m.
Después de los primeros kilómetros de
hoy por la orilla del Atlántico, abandono la costa para ir en busca del Garona,
pero lo haré por el interior, estoy cansado de tanto ajetreo turístico. Así que
cambio de plan; no voy a comenzar el Canal de Midi desde el Atlántico sino después
de Burdeos.
El interior, aunque es más duro pues
solo hay que mirar el desnivel, te permite desplazarte por caminos y carreteras
de muy segundo orden, prácticamente no te cruzas con nadie, solo algunos
agricultores que van o vienen a su parcela.
Muchos de nosotros vivimos en un
mundo de asfalto, aunque no sea mi caso pues Pego es pequeño y en el momento en
que te mueves estas en el campo, por lo que estoy acostumbrado, pero la
agricultura de esta parte de Francia nada tiene que ver con la de la Marina
Alta.
Me gusta mirar el campo y al campo. A
no olvidar la realidad del mundo rural. No se aquí en Francia, pero no veo mucha
tierra abandonada, en cambio en Pego ese abandono es ya un problema para todos,
no solo por las consecuencias que va a tener en los ecosistemas sino en la pérdida
de una cultura de relación con la tierra y de una cultura rural que puede estar
ya en un período de irreversibilidad.
Dicha cultura rural es la base de la
cultura actual en nuestro país. Muchos de los relatos que nos llegan de nuestros
antepasados surgen en un contexto agrícola y lleno de imágenes agrícolas.
Muchas fiestas tienen origen agrícola. Cosechas, siembras, vendimias… Conocer
la propia cultura es muy importante.
Pienso que es interesante tener una
relación con la tierra, tocarla, estrujarla, sembrar y plantar, regar y ver
crecer aunque sean plantas en nuestro balcón pues es un ejercicio espiritual
para la persona, conocer la tierra y el entorno es saber lo que hace posible la
vida. No olvidemos que somos tierra, y en tierra nos convertiremos.
La relación con la tierra trabaja nuestra
sensibilidad. Nos ayuda a ser mejores, más sensibles, más pacientes, más
amables, más observadores. La relación con la tierra prepara nuestras raíces
para que nuestra relación con las personas y los animales sea mejor, nuestro
respeto al medio ambiente más profundo y espiritual.
Si perdemos el contacto con el campo perdemos
la conciencia de la urgencia de una ecología integral.
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