martes, 23 de julio de 2024

Día 54. 20 de julio de 2024. Avignonet-Laurais --- Rustiques.

     “Hay una clase de crítica que nos recuerda que hemos leído un libro y hay otra clase, mucho mejor, que nos convence de que nunca lo hemos leído”. (G. K. Chesterton)

Día 54. 20 de julio de 2024.

Avignonet-Laurais --- Rustiques.  

Distancia: 78’11 km.

Media: 14’66 km/h.

Desnivel positivo: 681 m.

Seguimos adelante, hoy he acudido a una cita que tenia con Ricardo en Rustiques, habíamos coincidido hace por lo menos un mes cuando nosotros, Mark y yo bajábamos el Loira y él lo subía, y ahora yo subo el Canal de Midi y el lo esta bajando dirección a Burdeos.

Son causalidades, casualidades que se buscan por lo que ya no se si lo son o se trata de coincidencias, pero hemos pasado una tarde agradable.

Solemos creer que nuestra vida es un accidente que se regula por la suerte y las coincidencias. Es decir, que no importan nuestras decisiones y nuestra acciones, pues en última instancia las cosas pasan por “casualidad”. Si pensamos de esta manera nos estamos convirtiendo en simples marionetas que son manejadas por el azar. Esta visión de la existencia nos convertiría en meras marionetas en manos del azar.

También, muchos de nosotros nos hemos vuelto “nihilistas”, no se trata de que se crea en nada. Lo que en realidad se hace es negar cualquier clase de significado o alguna finalidad trascendente de la existencia humana. Por lo tanto lo que se hace es orientar la vida en su propio interés, siempre huyendo del dolor y de la preocupación que se provoca el tener una existencia vacía y sinsentido, Se hace por medio del placer y la satisfacción que da a corto plazo el consumo y el entretenimiento.

Pero, ¿realmente la nuestra vida es un accidente que se rige de forma aleatoria? ¿Estamos aquí para trabajar, consumir y divertirnos? ¿Acaso no hay una finalidad más trascendente? Lo curioso es que la existencia de estas creencias limitadoras pone de manifiesto que todo lo que existe tiene un propósito, por más que muchas veces no se sepa descifrarlo. No en vano, creer que no tenemos ningún tipo de control sobre nuestra vida refuerza nuestro victimismo. Y pensar que la existencia carece por completo de sentido justifica nuestra tendencia a huir constantemente de nosotros mismos por medio de la evasión y la narcotización.

Es decir, que incluso estas creencias tienen su propia razón de ser. No están ahí por casualidad, sino que cumplen la función de evitar que nos enfrentemos a nuestros dos mayores temores: el “miedo a la libertad” y el “miedo al vacío". Mientras sigamos creyendo que nuestra propia vida no depende de nosotros, podremos seguir eludiendo cualquier tipo de responsabilidad. Y mientras sigamos pensando que todo esto no es más que un accidente, podremos seguir marginando cualquier posibilidad de encontrar la respuesta a la pregunta ¿para qué vivimos?

En fin, lo dejo aquí, el tema puede dar para mucho.

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