“<<Bueno es una experiencia>>, dice la gente para indicar que algo es irremediablemente desagradable”. (G. K. Chesterton)
Día 39. 5 de julio de 2024.
Saint-Hilaire-de-Chalons --- Soullans.
Distancia: 39 km.
Media: 14,32 km/h.
Desnivel positivo: 108 m.
Después de unos días en compañía vuelvo
al ciclo-viaje en solitario. Cambian muchas cosas, al menos para mi forma de viajar. Los objetivos
de la etapa, aunque el lugar de llegada es el mismo, la forma de llegar es
diferente. La salida, lo normal cuando vas en solitario suele ser mas temprana,
las paradas más rápidas que en compañía, la hora del café y de la comida al ser
consensuadas no tienen la flexibilidad de cuando vas solo y así algunas cosas más.
Entre los viajeros existe la
conciencia de que en solitario se viaja más rápido pero que en compañía se llega
más lejos. Es verdad y lo he podido comprobar en infinidad de ocasiones, por
ejemplo, en este viaje las etapas más largas siempre han sido con Mark,
casualidad, no creo.
Todas las personas, en mayor o menor
medida, tenemos miedo a la soledad. En las grandes ciudades, desgraciadamente,
es cada vez más frecuente ver a gente sola. Todos compartimos ese miedo a la
soledad porque es algo que llevamos en nuestro interior, sabemos que en el
fondo de nuestro corazón hay una parte donde nos sentimos solos. Es como una
herida que llevamos muy adentro. Da igual el estado en el que nos encontremos, nuestra
soledad está ahí.
Sin embargo, no se trata de una
herida normal. Es una herida que nos puede curar. Nos recuerda que somos
humanos y que nuestra vida tiene un sentido. Esa herida que es verdad que a
veces duele, nos recuerda que fuimos creados y que solo se curara cuando nos
encontremos con nuestro creador.
Si queremos que nuestra soledad tenga
sentido, primero tenemos que aprender a ver la belleza de esa herida. Quizás
llevándonos algún desgarrón, pero si queremos estar bien con otros, primero
tenemos que estar bien con nosotros mismos. El problema es que nos hemos creído
la mentira de que estar plenamente realizado consiste en vivir una plenitud
afectiva constante. Y que eso nos lo va a dar una media naranja o estar siempre
rodeados de personas. Sin caer en la cuenta de que, la realización personal no
tiene que ver con esa satisfacción plena, sino con vivir, con sentido, la
soledad y el encuentro con demás.
Queremos ser útiles. Queremos
desempeñar una labor que merezca la pena. Queremos cubrir algún hueco que la
sociedad valore. Al mismo tiempo anhelamos que esa labor, nos proporcione
algunas dosis de realización personal, lo que normalmente se dice cuando
alguien expresa: “quiero hacer algo que me llene”. Nos importa acertar al
elegir, pues, ¿quién querría descubrir, a mitad de trayecto, que está en el
camino equivocado?
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