“La prueba de la democracia no es si la gente vota o no, sino si la gente gobierna o no. Los votos pueden ser una forma de conseguir esto último o no”. G. K. Chesterton.
Día 35. 1 de julio de 2024.
Rigny-Usse --- Loire-Authion.
Distancia: 66,67 km.
Media: 15,97 km/h.
Desnivel positivo: 201 m.
Como cada día de estos 35 días llega
el momento de parar, de dejarlo todo y acostarse. No tengo una hora determinada
pero el ritmo de la jornada me va
indicando. Al fin he bajado la cremallera de la tienda, y mientras me desvisto
para ponerme la ropa de dormir siento como si fuera quitándome los ajetreos del
día. Comienzo a entrar en el saco de dormir. Es uno de los mejores momentos del
día, pues siento como si se cerrara por hoy el kiosco de mi vida. Es el momento
de acabar, bajo la persiana hasta mañana. ¡Ya está bien por hoy!.
Y al fin acostado. Ha llegado el
momento de reclusión por excelencia. Llevo de todo el día pendiente de completar
la etapa y de lo que todo ello conlleva. Ahora lo que hay fuera de la tienda va
perdiendo importancia. Ahí ya no hay nada que me tenga que preocupar, al menos
hasta mañana, y es cuando poco a poco, mi atención se vuelve hacia lugares normalmente
descuidados.
Estoy seguro que no suelen ser más de
cuatro o cinco minutos los que voy a tardar en dormirme pero tal vez sea este
tiempo el mejor momento para estar atento a como va el viaje y también mi vida.
De golpe, mientras el cuerpo va relajándose y la respiración se va
tranquilizando, empiezan a salir sentimientos y sensaciones que sólo los años
me ayudan a ordenar. Muchas veces pienso que se va perdiendo la capacidad para
escuchar el eco de la vida. Por eso me agrada dejar que en el reposo y en el
silencio aparezcan esos sentimientos que durante el día han estado tapados.
Surgen sutilmente, hay que saber sentirlos, son como murmullos que pasarían con
facilidad desapercibidos.
Es posible que sea el único momento tranquilo del día donde puedo repasar, hacer memoria y sobre todo pensar en lo que vendrá. Es un tiempo de una especial lucidez donde se muestra y desvela la certeza de que nunca estoy solo. Me da la impresión que cuando más sólo y relajado estoy, más fuerte se hace esa certeza, y más claro me parece que estoy en lo cierto. No puedo evitar darme cuenta que aquí dentro, en este lugar tan íntimo y verdadero que tengo, afloran las señales de que todo va a funcionar bien. Muchas noches me duermo con una sonrisa.
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