“No pretendamos, como esos torpes demagogos, empujar a los triángulos a que se emancipen de la tiranía de sus tres lados”. (G. K. Chesterton)
Día 57. 23 de julio de 2024.
Salses-Le-Chateau ---Maureillas-Las-Illas.
Distancia: 54,19 km.
Media: 13,84 km/h.
Desnivel positivo: 362 m.
Día de aproximación a los Pirineos y
ultima etapa completa en Francia, no he querido cruzar a España hoy, pues había
que hacerlo cerca del medio día y hace calor para lo que viene siendo habitual,
así que he decidido dividir la etapa en dos, mañana solo tendré que subir y
bajar para llegar al camping que pensaba hacerlo hoy.
No he repasado las ultimas entradas y
no se si estoy cayendo en esa moda de hablar de “la gente” y, sobre todo,
hacerlo en nombre de “la gente”.
Una expresión que se usa mucho
últimamente, por ejemplo la utilizan los políticos cuando dicen que ellos están
haciendo cosas para “la gente”, o esa otra de “la gente quiere” que por supuesto
suele coincidir con lo mismo que él quiere. O, que lo que se hace es todo “por
la gente”.
Tanto uso de “la gente” me tiene un
poco preocupado, y pienso que seguro que en ocasiones también yo mismo hablo,
predico o generalizo sobre la gente. Pero si de algo me convence esta coincidencia
es que muchísimas veces, cuando uno dice “la gente”, debería ser mucho más
humilde y decir “los que piensan como yo”, porque es de lo que en realidad está
hablando. De otro modo nos metemos en la triste dinámica de que los míos son la
gente y los otros otra cosa. La realidad es que hay gente de toda clase y
pensamiento. Hay gente que apoya a un político y otra gente a su contrario, y a
quien sea. Hay gente creyente, y hasta católica. Y gente agnóstica, y gente no
creyente. Hay gente tóxica. Y gente muy maja. Hay gente que mira la televisión
y, otros ni siquiera tienen uno en casa. Vamos, que hay gente para todo…
Y ojo, esto no quiere decir ni significa
que cualquier causa, mientras alguien la apoye, tenga igual validez que otras.
Lo que significa es que tenemos que estar un poco más dispuestos a aceptar
otros puntos de vista, otras miradas, porque las personas no somos un rebaño de
gente, sino una suma de individuos valiosos, únicos, plurales, complejos, y
distintos. Y que quien quiera hablar en nuestro nombre, tendría que escuchar
mucho, para luego llegar a la conclusión de que siempre es bueno matizar.
Seguro que hay gente que me da la razón (y otros no)
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