“Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – San Gabriel de la Dolorosa.
Altea --- Santa
Pola.
Distancia: 85,45
km.
Media: 14,59
km/h.
Altura: 596 m.
Segundo día, y ya empieza a ser importante
la prudencia, hoy por ejemplo nos hemos descuidado y tanto admirar playas y
paseos maritimos nos hemos pasado de kilómetros, hay que ir con cuidado y no
olvidarnos de las precauciones que tomamos ayer al comenzar a pedalear. La
prudencia es un valor que todos valoramos o por lo menos una inmensa mayoría, y
también es apreciado por la sociedad, aunque tengo que decir, que siempre hay
alguien que defendiendo una supuesta “naturalidad” o “espontaneidad” termina
por despreciarla.
Pero si lo pensamos un poco veremos que
hay que ponerla no como un valor sino como una virtud. Porque si una virtud es “la
disposición habitual y firme a hacer el bien”, la prudencia es, sin duda, la
madre de todas ellas.
Los ciclo-viajeros la tenemos en una gran
estima pues es la mejor ayuda con la que contamos para discernir, es decir,
para distinguir lo que sucede, dentro y fuera de nosotros, y poder elegir lo
que más nos ira bien.
Es verdad que, con la excusa de no
precipitarse, pueden colarse, bajo apariencia de prudencia, la timidez o el
miedo que nos hacen dilatar indefinidamente determinadas decisiones. También,
bajo el título de prudencia, pueden asomar la doblez y el disimulo, haciendo
que nos pongamos de perfil ante los retos que la vida nos presenta.
Pero, en estas situaciones, nos suelen
saltar las alarmas, ya que sabemos lo que es la prudencia, pues la hemos
aprendido e interiorizado a base de ser, precisamente, imprudentes en muchas
ocasiones durante un viaje: ¿quién no ha metido la pata varias veces durante un
viaje, y se ha propuesto ser más prudente en el próximo? Esto nos sucederá de
la noche a la mañana: exige esforzarse en ser prudente, examinar cómo he andado
de prudencia (o imprudencia) hoy, buscar dónde y cómo puedo ser más prudente
mañana, aprender las “formas” de la prudencia, que cambian, porque lo que es
prudente en determinadas situaciones, es completamente imprudente en otras.