¡¡¡Buenos
días!!!
“Nuestra perfección no
consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario”
– San Gabriel de la Dolorosa.
En esta corta pero intensa
cuesta atrás, nos encontramos con el dos, ya estamos cerca, pero no tanto como
para nuestros nervios no nos dejen dormir, así que continuo tranquilamente
preparándome, intentando ir haciendo las cosas bien.
Hoy en día es fácil caer en la
tentación de pretender quedar bien más que hacer el bien. Estamos en una
sociedad que tiene mucho de sentimentalismo, de emociones, nos gustan los
“likes”; lo que es sólido nos resulta desagradable, o sea, no es rentable
emocionalmente. Lo vemos continuamente en muchos padres, que para que sus hijos
les dejen tranquilos, para tener un poco de paz, ceden en lo que no se debe;
dimiten de su trabajo de liderazgo, no procuran el bien de los suyos y
anteponen su comodidad. Si buscamos en los políticos vemos que lo que les
interesa es la popularidad, ganar votos es el único motivo de sus acciones y
promesas.
De lo que se trata al preparar
un viaje es que todo sea lo más consistente posible, que lo que sabemos que
funciona, utilizarlo, lo que conocemos que nos puede fallar, intentar hacerle
los retoques necesarios para que nos falle lo menos posible. Empeñarse en algunas
cuestiones sin estudiarlas nos puede estropear algunos días. No hay que ser un fanático
de casi nada.
Vemos a nuestro alrededor que hay
algunos fanatismos que provocan un rechazo de lo consistente, de la verdad.
Hemos visto que las rigideces, la intransigencia, el moralismo van en deterioro
de la paz, de la libertad. No nos gustan las posturas “talibanes”,
inquisitivas. Pero la ausencia de verdad, de convicciones firmes, de valores,
tampoco favorecen a la persona, al avance social. No puede haber progreso
auténtico sin verdad, sería un falso desarrollo, una mera ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario