“Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – San Gabriel de la Dolorosa.
Pego – Altea.
Distancia: 61
km.
Media: 15,15
km/h.
Altura: 463 m.
Ya estamos en
marcha, nuestro cuentakilómetros ya ha empezado a marcar, y nuestra ilusión de
dar una vuelta completa a la península Ibérica se está haciendo realidad.
Hoy hemos
llegado a Altea, un recorrido de sobra conocido, como suele suceder siempre que
salimos de casa, los dos primeros días, elijamos la dirección que elijamos es como
pasear por nuestro pasillo.
A partir de hoy
se van a suceder unos días donde te das cuenta del valor de lo cotidiano. El
ruido de la lavadora; del extractor mientras cocinas; recorrer las calles de
sobra conocidas; leer en mi sillón que ya tiene mi forma; el café con mis
amigos en la que la charla deriva hacia lo de siempre, con ese tono burlón en
el que sabemos de estamos a salvo...
En todas esas
acciones diarias siento que está lo que me hace ser quien soy. Esas sencillas
elecciones del día a día, me van, sin darme cuenta, dando forma. Esas cosas,
esos sitios, esas personas que vemos cada día, esos amigos que conscientemente
hemos elegido con cuidado. Todo eso, tan sencillo, sin darnos cuenta, responde
a esas preguntas fundamentales: ¿dónde? ¿cómo? ¿con quién?
Te das cuenta
en estos primeros días de viaje cuánta razón tiene san Gabriel de la Dolorosa
cuando nos dice que: “Nuestra perfección no consiste en hacer cosas
extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario”
Lo sabemos, los
ciclo-viajeros lo hemos entendido, siempre nos vamos de viaje para volver a lo
de siempre y poderlo ver como algo nuevo.
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