miércoles, 3 de mayo de 2023

¡¡¡Buenos días!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Volviendo al tema de hace dos días, vamos a suponer esta mañana que queremos conocer a una persona. Resulta que, si esta persona está decidida a que no lo hagamos, no llegaremos nunca a conocerla. Tenemos que hacer un esfuerzo para ganarnos su confianza.

Como veis, tenemos que querer los dos, se necesitan dos personas para hacer una amistad. Pues bien, vamos a subir un escalón más. Cuando queremos conocer a Dios, sucede que la iniciativa en esa amistad está de Su parte. Si Él no se revela, no podemos hacer nada para encontrarle. Que sucede, que se revela a algunas personas más que a otras, no porque las prefiera más, sino porque es imposible para Él mostrase a una persona cuya mente y carácter no estén en condiciones.

Voy a poner un ejemplo, la luz del sol que carece de preferencias a la hora de reflejarse en un espejo no puede reflejarse lo mismo en un espejo polvoriento del mismo modo en que lo haría en un espejo limpio.

Pues bien, si una persona en su interior no se mantiene en las condiciones adecuadas, limpio y brillante, su visión de Dios será borrosa, como lo será la luna vista a través de unos prismáticos sucios. De ahí que las sociedades que no estén muy limpias tengan religiones sucias: han estado mirando a Dios a través de una lente sucia. 

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